miércoles, 16 de julio de 2008

¿NOMBRE VERSUS PROBLEMA?


Esta reflexión está dedicada a mis amigos del PP, que parece que sólo se quejan por desde el Gobierno no se pronuncia la palabra crisis y a los que no la pronuncian sabrá Dios con que pretensión.


Parecería ser que una parte del conflicto radica en que si el gobierno llama a esta situación crisis o usa cualquier otra denominación, que eufemísticamente quiera decir lo mismo o parecido.

Esta discusión bizantina, es tan pueril que da lástima, que el gobierno la llame como se le antoje, lo que importa es si hace algo o mira para otro lado.

Desde la oposición, que sí la llaman crisis, cuando podrían denominarla catástrofe, no he escuchado más que lamentaciones y ninguna propuesta concreta, seria, ejecutable y que al menos teóricamente asegure resultados.

Como no soy votante de ninguno de los partidos, muchas veces siento que las elecciones aún no han pasado, que se continúa en mítines y que el tiempo pasa sólo para la gente de a pie, algo así como la teoría de la campaña permanente, parafraseando a Marx y Engels.

En pocas cosas tengo certeza, pero no tengo ninguna duda que el problema fundamental, viene de factores alejados de este gobierno, del anterior y del anterior también.

Esta situación viene dada, al menos por lo que diariamente se puede leer, por la crisis financiera que se ha extendido como una mancha de aceite, por al actitud irresponsable de los bancos que han prestado dinero a casi cualquiera y que luego no han podido pagar, tal como era lógico de esperar.

¿Acaso es culpa del gobierno el aumento del precio del petróleo? o ¿de los alimentos por que ahora se usan para bio-combustibles? seguro que no.

Convengamos que el boom inmobiliario le vino bien a casi todos y que cuando: los campos andan bien, hasta los toros dan leche, seamos honestos, llovió para muchos y ahora a purgar culpas.

Los cultores frenéticos de la libertad de mercado, ahora pretenden que el Estado intervenga y no dejan de aparecer insólitas reflexiones, sectoriales y hasta individuales, reclamando ayudas que poco tienen que ver con realidad.

Desde la flexibilización laboral (despido con coste cero) hasta los cuestionamientos a la renovada ley de concursos de acreedores, pasando por las autorizaciones para construir en cualquier lado o que se haga cualquier cosa para evitar el colapso, componen el rosario de reclamaciones.

Esta situación se va a cargar muchos, aunque algunos analistas se maravillen del aún escaso (?) incremento del paro y casi nada hace pensar que no será así.

Imaginemos algunos escenarios y veamos que puede suceder, por ejemplo: si el precio del petróleo sigue subiendo, si el BCE aumenta los tipos de interés, si realmente el máximo aporte que se puede esperar del Estado es la devolución de los 400 €, si es cierto que hacia fin de año, cuando se terminen las obras iniciadas en 2006, habrá más de un 1.000.000 de viviendas sin vender y con un mercado capaz de asumir alrededor de 350.000 anuales, ¿sigo?

Veamos más, los pisos seguramente seguirán bajando, los alquileres subiendo, el paro creciendo y consecuentemente los nuevos puestos de trabajos que se puedan cubrir se harán indefectiblemente con salarios más bajos que los gozados en el pasado reciente, con lo cual se resentirá aún más el consumo y la rueda seguirá girando en sentido levógiro hasta que alguien la frene y entonces la pregunta es.¿quién le pone el cascabel al gato?

Ahí está el quid de la cuestión ¿serán los mismos que irresponsablemente prestaron el dinero para actividades especulativas tomando pocos recaudos? ¿Los que dieron préstamos a diestra y siniestra y hoy cierran el grifo y casi piden certificado de nobleza para otorgar un préstamo? ¿Quienes dirán lo que hay que hacer?

¿Serán los que asumieron compromisos por pura especulación, quienes podrán proponer salidas pensando en la gente?

Creo que no, hasta espero que no se preocupen tanto por la gente y por mi, ya que es fácil ver adonde nos han llevado con tanta dedicación y esmero.

¿Seremos los nosotros, que con poca responsabilidad endeudamos a nuestras familias hasta límites insospechados, con la mirada puesta en la magnificencia de la calidad de vida?, seguramente tampoco.

¿Serán los que no reorientaron los flujos de dinero, sin intervenir en la Belle Epoque de los préstamos baratos cuando la situación era floreciente, dejando que fueran en su mayoría a parar a la construcción sólo porque creaba artificialmente riqueza, en vez de promover actividades realmente productivas que industrializaran y actuaran realmente como un reaseguro para el futuro?

La respuesta en este caso, también es obvia

¿Seremos los nosotros, que aún pensamos la crisis o la desaceleración profunda, simplemente nos rozará, en el peor de los casos, cuando la realidad quizás sea una muy distinta?

¡Qué te parece, Cholito? Como acostumbraba a decir la filósofa contemporánea Sara Manes, a quien tuve el honor de conocer.

Basta de soñar un baño en la Fontana de Trevi, hay que asumir que la Dolce Vita ya pasó.

Ahora, los que se salven podrán hacer el Camino de Santiago casi de rodillas, en señal de agradecimiento y sentar las bases para que algunas cosas no vuelvan a suceder, ya que de no ser así, primero los extranjeros dejarán de enviar dinero a sus países, luego se irán ellos y si esto sigue y no se le encuentra solución, quizás sean otros los que saquen billete de ida, para probar suerte en otras latitudes, como algunos nietos recordarán que hicieron sus abuelos.

Alcanza con leer los comentarios de la gente común en los periódicos luego de las notas relativas a la crisis inmobiliaria o de las aclaraciones o de artículos de prominentes intelectuales referidos a la actual situación y ni que hablar de los que aparecen en blogs del ambiente.

Hay desánimo, indignación, angustia, desesperación, reflexiones cruzadas, alegría cuando algunas empresas aparecen con problemas, culpabilizaciones a promotoras, constructoras, bancos, etc., y ni que hablar respecto de las declaraciones que hacen los políticos de uno u otro lado, estás cosas suceden, están al alcance de la mano de cualquiera que quiera verlas y de continuar, el clima general se irá enrareciendo.

Sin dudas que muchos estarán trabajando para dar solución a esta situación, desde mí, hago votos para que las encuentren con premura.

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