
Este análisis está dedicado a los que habiendo vendido sus empresas hoy puedan estar sufriendo porque quizás deban recomprarlas y a los que se vendieron a sí mismos, mediante sus propias empresas, por ejemplo solares, para que el futuro no los tome por sorpresa.
No me extraña la posibilidad que se plantea en el artículo 71 de la Ley Concursal, pero no podemos dejar pasar la oportunidad de hacer algunas reflexiones:
Por ejemplo:
Ante el supuesto que dicha situación se concrete y que se resuelva en sentido positivo, presupongo la ansiedad que acompañará a todos aquellos que hayan vendido sus empresas en los últimos dos años, ya que en casos que sus compradores tengan problemas y sigan la misma vía, todos tendrán que recomprar las empresas de las que se han desprendido.
Ante esta situación potencial, pero no por eso imposible, se establecería algo así como una garantía adicional de 2 años en las transacciones, mediante la cual si luego de todos los estudios previos el comprador tiene problemas por la compra, el vendedor garantista tiene que devolver lo que ha cobrado y esperemos que lo tenga, ya que sino ¿que pasará?
Seguramente esta genialidad traerá cola, ya que varios se podrán o querrán subir al mismo tren y con este mecanismo de reaseguro no estoy seguro como queda el concepto de libertad de mercado, piedra angular de las economías capitalistas, ya que este coeficiente de seguridad añadido con el que se blindan las operaciones, no harán más que incrementar los recaudos antes de vender, los precios obviamente subirán y serán los consumidores quienes en definitiva se harán cargo de las diferencias.
¿Se imaginan? Fondos especiales de Seguros de recompra, la gente invierte, los vendedores de empresas lo toman, si a los dos años no hay reclamo todo ganancia, alta rentabilidad y si hay problemas, que se yo, alguien se hará cargo, pero generalmente no pasa nada.
Quizás ya exista una empresa que se dedique, sino, a pensarlo, el mundo es una oportunidad.
El tiempo será testigo del verdadero encuadre que se le dará al tema.
Como decía Jorge Luis Borges, perdón por mi ignorancia, pero afortunadamente no se deben haber efectuado ventas entre empresas de un mismo grupo, como un mecanismo de autofinanciación cuando los préstamos bancarios se comenzaron a endurecer, y aclaro, mi pensamiento es en general y no referido a ninguna empresa o grupo en particular, para evitar malos entendidos.
Como seguro que esto no ha pasado con ninguna, nadie debe temer que llegado el caso que alguna entre en concurso se pueda llegar a resolver que las operaciones realizadas en los últimos dos años deban volverse para atrás ya que en ese caso, ardería Troya.
Ni que decir con empresas que formando parte del mismo grupo mantienen la relación disimulada o sumergida, en cuyo caso la situación sería aún peor.
Nada de esto pasará, pero ¿se imaginan? Vade retro, Satanás.
Según recoge la prensa, el ERE de una firma que acaba de presentar un concurso voluntario en A Coruña ha sido rechazo por los sindicatos con lo cual se abre un a instancia superadora que marca el inicio inequívoco de un nuevo conflicto social, que más rápido que tarde, habrá que resolver, algo así como la rebelión de las masas, en un cuadro inequívoco de la nueva realidad que se espera afrontar.
Esto no termina aquí, junto con los instaladores de la idea de la reformulación de las pautas laborales (aumento de jornada en Europa, flexibilidad, congelamiento de salarios, revisión de pautas indemnizatorias, en síntesis todo lo que hace al trabajador) empieza a notarse con mayor nitidez la tentación de instaurar otro tema y es que los concursos de acreedores son buenos.
Con esta teoría, por ahora subliminal y “underground” se pretendería crear este nuevo sentimiento en la sociedad, que los procedimientos se han abreviado, que los plazos se han acortado, que se trata solamente de una accidente en la vida de la empresa (obviando el análisis de algunos elementos que matizarían la cuestión) y que en definitiva lo mas importante es la preservación y viabilidad del proyecto empresario.
Esto parece apuntar a un cambio de mentalidad de la sociedad, donde lo que aparentemente es malo se lo pretende convertir en bueno, lo grave en inocuo y lo trascendente en secundario.
A pesar de todo esto y exponiéndome a que me envíen a un neuropsiquiátrico por lo que diré a continuación, creo que aún mucha gente no se entera de lo que pasa y siguen pensando que la crisis inmobiliaria perjudicara a los promotores y a los constructores, sin entender que seguramente será a alguno más.
Las dificultades existen, la situación parece que es peor que otras por la cantidad de factores que la integran y la solución, alguna solución, tardará en llegar y habrá que ver quien está en ese momento para darle la bienvenida al charter de la nueva bonanza.
La reducción del IVA en la construcción, la compra de suelos a los promotores para construir viviendas, la disminución de las cargas en los VPO y muchas otras variantes e ideas seguramente serán maravillosas y solo resta esperar que esas u otras se apliquen o se profundice sus aplicación y que den los resultados que todos esperamos.
Mientras tanto yo propongo, como una pequeña colaboración que se extienda el mes de Agosto hasta fin de año, ya que sino los últimos días del verano frente a los Juzgados, quizás se parezcan, por la cantidad de gente que acudirá, al primer día de las rebajas.
No me extraña la posibilidad que se plantea en el artículo 71 de la Ley Concursal, pero no podemos dejar pasar la oportunidad de hacer algunas reflexiones:
Por ejemplo:
Ante el supuesto que dicha situación se concrete y que se resuelva en sentido positivo, presupongo la ansiedad que acompañará a todos aquellos que hayan vendido sus empresas en los últimos dos años, ya que en casos que sus compradores tengan problemas y sigan la misma vía, todos tendrán que recomprar las empresas de las que se han desprendido.
Ante esta situación potencial, pero no por eso imposible, se establecería algo así como una garantía adicional de 2 años en las transacciones, mediante la cual si luego de todos los estudios previos el comprador tiene problemas por la compra, el vendedor garantista tiene que devolver lo que ha cobrado y esperemos que lo tenga, ya que sino ¿que pasará?
Seguramente esta genialidad traerá cola, ya que varios se podrán o querrán subir al mismo tren y con este mecanismo de reaseguro no estoy seguro como queda el concepto de libertad de mercado, piedra angular de las economías capitalistas, ya que este coeficiente de seguridad añadido con el que se blindan las operaciones, no harán más que incrementar los recaudos antes de vender, los precios obviamente subirán y serán los consumidores quienes en definitiva se harán cargo de las diferencias.
¿Se imaginan? Fondos especiales de Seguros de recompra, la gente invierte, los vendedores de empresas lo toman, si a los dos años no hay reclamo todo ganancia, alta rentabilidad y si hay problemas, que se yo, alguien se hará cargo, pero generalmente no pasa nada.
Quizás ya exista una empresa que se dedique, sino, a pensarlo, el mundo es una oportunidad.
El tiempo será testigo del verdadero encuadre que se le dará al tema.
Como decía Jorge Luis Borges, perdón por mi ignorancia, pero afortunadamente no se deben haber efectuado ventas entre empresas de un mismo grupo, como un mecanismo de autofinanciación cuando los préstamos bancarios se comenzaron a endurecer, y aclaro, mi pensamiento es en general y no referido a ninguna empresa o grupo en particular, para evitar malos entendidos.
Como seguro que esto no ha pasado con ninguna, nadie debe temer que llegado el caso que alguna entre en concurso se pueda llegar a resolver que las operaciones realizadas en los últimos dos años deban volverse para atrás ya que en ese caso, ardería Troya.
Ni que decir con empresas que formando parte del mismo grupo mantienen la relación disimulada o sumergida, en cuyo caso la situación sería aún peor.
Nada de esto pasará, pero ¿se imaginan? Vade retro, Satanás.
Según recoge la prensa, el ERE de una firma que acaba de presentar un concurso voluntario en A Coruña ha sido rechazo por los sindicatos con lo cual se abre un a instancia superadora que marca el inicio inequívoco de un nuevo conflicto social, que más rápido que tarde, habrá que resolver, algo así como la rebelión de las masas, en un cuadro inequívoco de la nueva realidad que se espera afrontar.
Esto no termina aquí, junto con los instaladores de la idea de la reformulación de las pautas laborales (aumento de jornada en Europa, flexibilidad, congelamiento de salarios, revisión de pautas indemnizatorias, en síntesis todo lo que hace al trabajador) empieza a notarse con mayor nitidez la tentación de instaurar otro tema y es que los concursos de acreedores son buenos.
Con esta teoría, por ahora subliminal y “underground” se pretendería crear este nuevo sentimiento en la sociedad, que los procedimientos se han abreviado, que los plazos se han acortado, que se trata solamente de una accidente en la vida de la empresa (obviando el análisis de algunos elementos que matizarían la cuestión) y que en definitiva lo mas importante es la preservación y viabilidad del proyecto empresario.
Esto parece apuntar a un cambio de mentalidad de la sociedad, donde lo que aparentemente es malo se lo pretende convertir en bueno, lo grave en inocuo y lo trascendente en secundario.
A pesar de todo esto y exponiéndome a que me envíen a un neuropsiquiátrico por lo que diré a continuación, creo que aún mucha gente no se entera de lo que pasa y siguen pensando que la crisis inmobiliaria perjudicara a los promotores y a los constructores, sin entender que seguramente será a alguno más.
Las dificultades existen, la situación parece que es peor que otras por la cantidad de factores que la integran y la solución, alguna solución, tardará en llegar y habrá que ver quien está en ese momento para darle la bienvenida al charter de la nueva bonanza.
La reducción del IVA en la construcción, la compra de suelos a los promotores para construir viviendas, la disminución de las cargas en los VPO y muchas otras variantes e ideas seguramente serán maravillosas y solo resta esperar que esas u otras se apliquen o se profundice sus aplicación y que den los resultados que todos esperamos.
Mientras tanto yo propongo, como una pequeña colaboración que se extienda el mes de Agosto hasta fin de año, ya que sino los últimos días del verano frente a los Juzgados, quizás se parezcan, por la cantidad de gente que acudirá, al primer día de las rebajas.
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