martes, 29 de julio de 2008

YA ESTÁ BIEN

Este análisis está dedicado a los que aún no se han enterado de quienes son los verdaderos responsables del presente negro que se vive en España, cuyo pronóstico es que seguirá oscurenciendo y que en vez de reparar en los errores cometidos, casi pretenden culpar a los inmigrantes de la crisis.

Lo que sigue es la opinión incluida en un blog económico español, en fecha muy reciente y la base de mi comentario posterior.

Estuve currando en una empresa y una frase de un inmigrante me hizo ver la realidad. El inmigrante debía un montón de facturas a la empresa por su derroche y la frase que me dijo el inmigrante fue: -ahorita me voy a mi país y os dejo a todos con el culo al aire sin pagar.

Los que de verdad perdemos somos los Españoles, no los pobrecitos de los extranjeros. Ellos solo pueden ganar y mejorar pero no perder: España al completo está así, hipotecada y sin salida. Quizás un inmigrante lo tenga hasta más fácil porque los hay que se van a sus países y dejan las deudas aquí en España colgadas.
Y como en sus países no hay leyes de ningún tipo nadie los va a buscar para que paguen. En cambio los españoles lo tienen más crudo, tienen las deudas, tienen como avalista a los padres jubilados con una casa antigua… En definitiva que los “pobrecitos” no son los inmigrantes si no los españoles.


Sin pretender erigirme en representante de los inmigrantes, ni mucho menos, creo que hay conceptos que se están vertiendo que son cuanto menos altamente preocupantes.

Descarto de plano que esta sea la opinión generalizada de la sociedad española en su conjunto y que las opiniones que comienzan a circular puedan ser el producto de un análisis no muy minucioso de la realidad.

Me consta, que una constructora valenciana subsidiaria de un grupo inmobiliario establecido en una comunidad del norte, hace casi 5 meses que no paga sus sueldos a la totalidad de sus trabajadores y cuyo propietario no es precisamente un inmigrante.

Alcanza este caso, único (?) quizás tan único como el conocido por el del análisis que precede, para decir que ¿el empresariado del sector, de origen no inmigrante es todo igual? Definitivamente No.

El “ahorita” me suena latinoamericano, de Brasil para arriba, ya que en el sur no se habla así y el dejar “con el culo al aire” me hace pensar en alguien que lleva tiempo en España, ya que esa frase es muy poco usada por los latinoamericanos, con lo cual si lleva tiempo, también sería bueno saber, como para entender de que estamos hablando, si el permiso de trabajo lo obtuvo por el efecto llamada o si lo consiguió presentando un bonobús. Como para ir acotando el tema.

También el suponer que “… quizás un inmigrante lo tenga hasta más fácil porque los hay que se van a sus países y dejan las deudas aquí en España colgadas Y como en sus países no hay leyes de ningún tipo nadie los va a buscar para que paguen…” es un peligroso concepto, ya que no sólo se estaría presuponiendo que los inmigrantes son delincuentes, por su condición de no haber nacido en esta bendita tierra, sino que el mundo extracomunitario es un burdel, sin ley y sin orden y donde la gente aún se comunica con el burun- bumbúm de los tambores, en un concepto colindante con la xenofobia, con un desarrollado menosprecio respecto de la gente que viene de otros países y como diría Tarufetti, y de los países también.

Luego del proceso de “xenofobius tremens” sin solución de continuidad se da paso al victimización al sentenciar que: ” En cambio los españoles lo tienen más crudo, tienen las deudas, tienen como avalista a los padres jubilados con una casa antigua” si ese es el caso típico, quizás sería bueno replantearse si alguna cuota de responsabilidad no se tiene al haber solicitado préstamos hipotecarios requiriendo el aval de los padres jubilados, si los bancos no percibían que ese solicitante al menor conflicto engrosaría la lista de morosos (¿hipotecas subprime?, ¡olé!) y si el sistema en su conjunto no falló en alguna parte a través del tiempo, ya que de otro modo parece no entenderse como se llega a esta situación.

Mientras que se sigan buscando chivos expiatorios (inmigrantes, bancos, gobiernos, publicidad, etc.) sin asumir una autocrítica seria, prudente, coherente y realista y de ser cierto y difundido el tema de jubilados avalistas, cada día será más negocio la construcción de geriátricos (como se dice en la otra orilla del Atlántico) o de residencias para la tercera edad, en su traducción más españolizada, porque más de uno quizás deba irse a vivir debajo de un puente, pero eso sí, yendo a la urbanización del hijo, algún domingo de verano para disfrutar de la piscina.

Para finalizar, no creo que: “En definitiva que los “pobrecitos” no son los inmigrantes si no los españoles”, sino que son y serán los inmigrantes y los españoles que aún no hayan entendido la situación, que no entiendan que es lo que se debe hacer, que no entiendan como se ha llegado a esto y que crean que este “problemita” se solucionará pronto y que sólo los va a afectar en el pago de la hipoteca.

Como se diría a otro lado del charco: se acabó el tiempo de tirar manteca al techo, es hora de enterarse.

lunes, 21 de julio de 2008

GUANTANAMIZACION

Este análisis está dedicado a quienes desde el pensamiento ultraliberal o respondiendo a oscuros intereses, pretenden que la cuenta del banquete pantagruélico sea pagada por los que ni siquiera comieron las migas que cayeron de la mesa.

Cada día aparecen más intentos de incorporar en el inconsciente colectivo la necesidad de cargar sobre las espaldas de los trabajadores una parte abusiva y absolutamente desproporcionada del peso de la crisis.

Del mismo modo que a finales del 2.007 no había día en que el tema de las caídas de empresas era moneda corriente, hoy hay que quitar la cizaña del trigo en la información y ver que se perfila entre tantos encuentros de libres pensadores y filósofos de la new age, post explosión subprime.

Se organizan encuentros, congresos, seminarios, reuniones técnicas, presentaciones de estudios y todo cuanto evento de carácter pseudo científico sirva para ir introduciendo la idea de descargar en los únicos que carecen de posibilidad de gritos, la brasa ardiente de la orgía inmobiliaria-financiera.

Seamos claros ¿cuántos concursos necesarios se han admitido impulsados por los trabajadores?

Es así, como reconocidos intelectuales devenidos en lobbistas de quien sabe que intereses, no cesan de efectuar propuestas tendientes a la reducción del coste laboral incluyendo las recetas más tradicionales, ortodoxas y poco imaginativas, a las que cualquier observador no demasiado enterado puede intuir respecto de quienes serán los beneficiarios y quienes los perjudicados.

Flexibilización salarial, Coseguros, reducción de indemnizaciones llevándolas a 12 días por año, según lo último que leí, aunque que no descarto que en poco tiempo algún otro audaz se atreva a proponer bajas aún mayores y porque no hasta eliminarlas por completo, aumento de la jornada laboral y cuanta genialidad la imaginación permita, obviamente respondiendo a su ideario, el cual espero que esté exento de cualquier influencia que pueda formar parte de su declaración de la renta.

Este no es un tema menor, aunque falta la fresa del postre y considerando la sublimación del pensamiento reinante en el mundo globalizado no sería de extrañar que en algún momento se comenzara a plantear la retroactividad de las modificaciones, quizás hoy pueda parecer lindante con la locura pero a situaciones excepcionales (y esta lo es) propuestas también excepcionales.
Con este planteo limítrofe con la paranoia podría llegar a conseguirse que las sentencias que se emitan en el futuro pudieran contener estos elementos preconciliares, esto no pasará ya que tiraría la seguridad jurídica a la basura, pero cuanta sugerencia asintótica exista o pueda ser imaginada no debe descartarse y obviamente estar lo suficientemente alertas, ya que uno nunca sabe por donde se la intentarán colar.

Mientras tanto se ve, casi con sentido morboso, que día a día se anuncian nuevos planes de reducción de personal, con lo cual es dable pensar que todas las plantillas estuvieron sobredimensionadas, ya que si en el futuro inmediato todo se puede hacer de una forma que hasta hace poco no podía (en relación con la cantidad de trabajadores) será porque algunas empresas eran en realidad ONG y nadie se había enterado.

No seria de descartar que en algún tiempo, los trabajadores con representación junto con aquellos que sólo se representan a si mismos y los que representándose a si mismos ya ni son trabajadores, se replantearan la situación y en forma mancomunada se expresaran en algún sentido.

Da terror ver las cifras de despidos que se van planteando, cada vez se habla menos de cientos para ser en la actualidad de a miles y que nadie dude que esto traerá cola.

Si crece la morosidad, como todo parece indicarlo, los bancos y cajas se quedarán con alguna propiedad, la cual seguramente la pondrán en el mercado y su objetivo ultimo será recuperar lo que en cada caso han prestado, ergo, se volcarán al mercado al precio de las hipotecas lo cual conllevará una baja de todos los demás, ya que así funciona el sistema.

De todos modos si siguen con el grifo un poco cerrado será difícil comprar, con lo cual hasta que este círculo poco virtuoso no se corte habrá que esperar pocas nuevas promociones, pocos nuevos trabajos y poca reducción del paro, más bien todo lo contrario.

Parece increíble, aunque no tanto, que las acumulaciones del pasado se mezquinen en el momento del pago de las indemnizaciones, único reaseguro que la gente tiene ante un esquema de libertad de mercado como el vigente en occidente, máxime cuando en épocas de vacas gordas el reparto no incluía a las plantillas, eso si que es capitalismo puro y duro.

El sistema bipolar de ahora socializar las pérdidas y nunca los beneficios es poco ético y la posición de los sindicatos en este tema es definitoria, la no aceptación de la guantanamización de los derechos es un pilar de las relaciones, para la resolución de cualquier conflicto laboral y obviamente social.

Quienes asumieron mayores riesgos lo hicieron en la búsqueda de mayores beneficios económicos, sociales o de cualquier otro tipo, pero no se me ocurre pensar que hayan sido guiados por un exacerbado espíritu filantrópico y de futuro distribucionista, con lo cual parece lógico que, si se dio vuelta la tortilla asuman sus responsabilidades como corresponde, sin distracciones ni picardías, máxime cuando algunos en la bonanza esquizoide no repararon en compromisos, tanto en el dar como en el pedir, o lo que es aún peor, la ambición desmedida los llevó a vivir en una nube irresponsable de la cual hoy se lamentan y arrastran al conjunto de la sociedad.

viernes, 18 de julio de 2008

Art. 71 de la ley concursal : ¡¡ VAYA TELA !!

Este análisis está dedicado a los que habiendo vendido sus empresas hoy puedan estar sufriendo porque quizás deban recomprarlas y a los que se vendieron a sí mismos, mediante sus propias empresas, por ejemplo solares, para que el futuro no los tome por sorpresa.


No me extraña la posibilidad que se plantea en el artículo 71 de la Ley Concursal, pero no podemos dejar pasar la oportunidad de hacer algunas reflexiones:

Por ejemplo:

Ante el supuesto que dicha situación se concrete y que se resuelva en sentido positivo, presupongo la ansiedad que acompañará a todos aquellos que hayan vendido sus empresas en los últimos dos años, ya que en casos que sus compradores tengan problemas y sigan la misma vía, todos tendrán que recomprar las empresas de las que se han desprendido.

Ante esta situación potencial, pero no por eso imposible, se establecería algo así como una garantía adicional de 2 años en las transacciones, mediante la cual si luego de todos los estudios previos el comprador tiene problemas por la compra, el vendedor garantista tiene que devolver lo que ha cobrado y esperemos que lo tenga, ya que sino ¿que pasará?

Seguramente esta genialidad traerá cola, ya que varios se podrán o querrán subir al mismo tren y con este mecanismo de reaseguro no estoy seguro como queda el concepto de libertad de mercado, piedra angular de las economías capitalistas, ya que este coeficiente de seguridad añadido con el que se blindan las operaciones, no harán más que incrementar los recaudos antes de vender, los precios obviamente subirán y serán los consumidores quienes en definitiva se harán cargo de las diferencias.

¿Se imaginan? Fondos especiales de Seguros de recompra, la gente invierte, los vendedores de empresas lo toman, si a los dos años no hay reclamo todo ganancia, alta rentabilidad y si hay problemas, que se yo, alguien se hará cargo, pero generalmente no pasa nada.

Quizás ya exista una empresa que se dedique, sino, a pensarlo, el mundo es una oportunidad.

El tiempo será testigo del verdadero encuadre que se le dará al tema.

Como decía Jorge Luis Borges, perdón por mi ignorancia, pero afortunadamente no se deben haber efectuado ventas entre empresas de un mismo grupo, como un mecanismo de autofinanciación cuando los préstamos bancarios se comenzaron a endurecer, y aclaro, mi pensamiento es en general y no referido a ninguna empresa o grupo en particular, para evitar malos entendidos.

Como seguro que esto no ha pasado con ninguna, nadie debe temer que llegado el caso que alguna entre en concurso se pueda llegar a resolver que las operaciones realizadas en los últimos dos años deban volverse para atrás ya que en ese caso, ardería Troya.

Ni que decir con empresas que formando parte del mismo grupo mantienen la relación disimulada o sumergida, en cuyo caso la situación sería aún peor.

Nada de esto pasará, pero ¿se imaginan? Vade retro, Satanás.

Según recoge la prensa, el ERE de una firma que acaba de presentar un concurso voluntario en A Coruña ha sido rechazo por los sindicatos con lo cual se abre un a instancia superadora que marca el inicio inequívoco de un nuevo conflicto social, que más rápido que tarde, habrá que resolver, algo así como la rebelión de las masas, en un cuadro inequívoco de la nueva realidad que se espera afrontar.

Esto no termina aquí, junto con los instaladores de la idea de la reformulación de las pautas laborales (aumento de jornada en Europa, flexibilidad, congelamiento de salarios, revisión de pautas indemnizatorias, en síntesis todo lo que hace al trabajador) empieza a notarse con mayor nitidez la tentación de instaurar otro tema y es que los concursos de acreedores son buenos.

Con esta teoría, por ahora subliminal y “underground” se pretendería crear este nuevo sentimiento en la sociedad, que los procedimientos se han abreviado, que los plazos se han acortado, que se trata solamente de una accidente en la vida de la empresa (obviando el análisis de algunos elementos que matizarían la cuestión) y que en definitiva lo mas importante es la preservación y viabilidad del proyecto empresario.

Esto parece apuntar a un cambio de mentalidad de la sociedad, donde lo que aparentemente es malo se lo pretende convertir en bueno, lo grave en inocuo y lo trascendente en secundario.

A pesar de todo esto y exponiéndome a que me envíen a un neuropsiquiátrico por lo que diré a continuación, creo que aún mucha gente no se entera de lo que pasa y siguen pensando que la crisis inmobiliaria perjudicara a los promotores y a los constructores, sin entender que seguramente será a alguno más.

Las dificultades existen, la situación parece que es peor que otras por la cantidad de factores que la integran y la solución, alguna solución, tardará en llegar y habrá que ver quien está en ese momento para darle la bienvenida al charter de la nueva bonanza.

La reducción del IVA en la construcción, la compra de suelos a los promotores para construir viviendas, la disminución de las cargas en los VPO y muchas otras variantes e ideas seguramente serán maravillosas y solo resta esperar que esas u otras se apliquen o se profundice sus aplicación y que den los resultados que todos esperamos.

Mientras tanto yo propongo, como una pequeña colaboración que se extienda el mes de Agosto hasta fin de año, ya que sino los últimos días del verano frente a los Juzgados, quizás se parezcan, por la cantidad de gente que acudirá, al primer día de las rebajas.

miércoles, 16 de julio de 2008

FANNIE MAE - FREDDIE MAC


Este análisis está dedicado a los babys boom, con la esperanza que estos dolores de parto sean premonitorios de un feliz alumbramiento y que permitan sacar las enseñanzas mínimas para que en el futuro no se cometan los mismos errores.


Hace pocos días en Estados Unidos el Indy Mac Bancorp, especializado en la concesión de hipotecas, quebró; estos dos que dice el titulo (Fannie Mae y Freddie Mac) están como mínimo complicados; en Inglaterra la cosa parece que no está mucho mejor; Dinamarca ha sido la primera economía de la Unión Europea en ceder al embate de la crisis y entrar en recesión y ¿acabará aquí?

Me encantaría pensar que si, pero en realidad lo dudo.

En 1945 explotaron las bombas atómicas, Hiroshima y Nagasaki fueron devastadas, en 1986 explotó la central de Chernobyl; ambos acontecimientos dejaron un tendal en el momento y las consecuencias de las radiaciones se mantienen hasta el presente.

Con estos antecedentes, o sea el de daños a través del tiempo, sobre hechos puntuales es que veo un símil preocupante.

La actual situación no es ni por asomo comparable con esos sucesos terribles que al principio enunciaba, pero algo me hace pensar que sus consecuencias, al menos bajo el punto de vista psicológico se manifestarán en algunos en forma contemporánea y en otros, quizás muchos, algún tiempo más adelante.

La sumatoria de efectos ocurridos en los últimos 10 o 15 años, marcados por las consabidas y archiconocidas baja inflación, bajas tasa de interés (obviamente), bajo precio del petróleo, mucha inversión, mucho trabajo, buenos sueldos, excelente calidad de vida y gran movilidad social, será un recuerdo que nos perseguirá como a un adolescente pauperizado el recuerdo de una su infancia feliz en un castillo.

Esa generación regada con la lluvia de la fantástica bonanza, formada principalmente por los hijos del Baby-boom y quizás también por sus padres, están en vías de despertar del sueño y por lo menos por algunos varios que conozco, me dan la sensación que siguen remoloneando en la cama, tapándose con la almohada, para que el sol de la mañana no les penetre por los ojos.


Llega el alba, suena el despertador, la noche ya pasó hay que levantarse, estas consignas metafóricas parecen no querer ser escuchadas y me pregunto que sucederá el día después.

Si la ola viene de paliza aquí y en Estados Unidos, en Inglaterra y en Dinamarca por citar sólo algunos lugares donde la crisis financiera se está haciendo sentir con elocuencia, donde las subprime están dejando huellas, como si fueran disparadas desde el Enola Gay, existen varias razones y posibilidades para atrincherarse y aguantar el bombardeo.

Una posibilidad es aceptar la situación, achicarse en lo que se pueda, no asumir nuevos compromisos, bajar a la realidad, poner los pies sobre la tierra y guardar la tarjeta para casos de extrema urgencia o suponer que es pasajero, que aparecerán soluciones antes que nos afecte personalmente y que mientras tanto la van a pasar mal otros, pero yo no porque….., siempre que llovió, paró.

Si esta es tu opción no pierdas el tiempo en seguir leyendo, aprovecha las rebajas, todavía quedan carteras Louis Vuitton a precios más que convenientes y en las agencias de viajes hay plazas para la Polinesia, a precios que quizás nunca se repetirán.

Tu mismo.

Pero si continúas, podemos seguir compartiendo algunas dudas:

No dejo de preguntarme como será el día después, cuando los que se han negado a asumir esta cruda realidad, deban convivir con ella y de una manera u otra tengan, sin más, que reducir el consumo y hasta resignar la calidad de vida, porque a no dudar que si esto se profundiza, como todo parece indicarlo, más de uno deberá cambiar el coche por el autobús y la gran superficie cubierta por otra descubierta, mercadillos, que le dicen.

¿Qué pasará con esta generación que se acostumbró a independizarse junto con la entrega del piso, cuando deban postergar la compra de la última tele de superplasma? hasta la próxima paga, por las dudas.


¿Estarán debidamente enterados que el tema que se viene es la flexibilización laboral, o sea la reducción de costes en las contrataciones incluyendo los congelamientos de salarios y fuerte reducción de las indemnizaciones?

Fuera de cualquier sentimiento alarmista, alcanza con ver como diariamente los medios dan cuenta de estos temas, todos tratados o impulsados por los más diversos tertulianos o influyentes generadores de opinión.

¿Qué pasará en ese momento? ¿Despertarán malhumorados como chiquillos que deben ir a la escuela?

¿Se darán un chapuzón en el lago de la humildad o por el contrario tomaran aire en las altas cumbres del resentimiento?

Poco importa si a esta situación se la llama crisis o si se la designa con otro nombre, la cuestión es la magnitud que supera cualquier disquisición semántica y si el debate se centra en la denominación, estaremos dando una muestra escasa de madurez, es no más que evitar o no poder asumir la obligación de aportar ideas realistas amparados en el nombre de la cuestión, un planteo entre infantil y enfermizo, en límite con la paranoia.

La reducción del IVA en la construcción puede ser un camino, no hay que descartar ninguno pero quizás acompañado de otras iniciativas concretas, ofrezca mejores resultados y en un plazo de tiempo menor se puedan ver los resultados.

La retracción del consumo tiene su componente psicológico y está bien que así suceda, lástima que eso no se dio con un grado de mayor responsabilidad en el pasado, que ahora sea producto de las circunstancias y no de un razonamiento debidamente inducido, ya que está claro que estas instancias de perspicacia no fueron la constante general de la última década.

Quienes han vivido inmersos en esta burbuja, no sólo inmobiliaria, sino de forma de vida, serán la clase dirigente del futuro no tan lejano y sería bueno que fueran preparándose para ello, sin la carga emocional que puede llegar a representar el recuerdo de haber sido y el dolor de ya no ser.

No hay dudas que el aprendizaje será duro, no será fácil pasar de una economía de bienestar y del todo poder a una situación distinta, donde hasta el más mínimo gasto deba ser analizado en cuanto a si es absolutamente necesario o no lo es.

Deberá cambiar, aunque suene fatal; el querer por el poder, sin necesidad de enloquecer luego de tomar la decisión, ya que cuando llueve, llueve para todos, pero cuando no llueve, también no llueve para casi nadie.

Hay muchas cosas por descubrir, el autobús, la medicina de la seguridad social, los pisos sin piscinas, los trabajos pagados casi al valor del convenio, el desagobio, la escuela pública, etc., por citar sólo algunos ejemplos, que más vale que se asuman antes que la situación convierta a los poseedores de hipotecas y deudas varias en engrosadores de las listas de morosos y subastados.

Y luego a empezar de nuevo pero esta vez sabiendo que las cosas pueden tener un final, que ningún futbolista se retiró a un paso de la jubilación, que la vida no es eterna y que cuando uno menos se lo espera puede cambiar el clima y hace falta un abrigo.

Muchos se la creyeron y lo que aún es peor, todavía no la entienden, aunque digan que tienen un amigo que trabaja, trabajaba o trabajó en una constructora o en una inmobiliaria y que ahora está en el paro.

Todavía se está a tiempo, no dejemos pasar la oportunidad, la máquina pisa-tontos no se detiene y puede hacer estragos.

EL SINDROME DE NTFTC

Este análisis está dedicado a mis amigos ”los financieros” a quienes estas situaciones de crisis les plumerean el ego y los vuelven audaces, creativos, imaginativos y consiguen con sus actitudes, que el resto de los mortales los endiose, los aclame y que quizás alguno hasta suspire diciendo: de mayor quiero ser como tú, con una foto del marqués de Sade como decoración del ambiente.


Desde mi óptica, creo oportuno tratar una efecto colateral de la situación, el cual parece muy contagioso y hasta podríamos pensar que es de lo más peligroso que puede suceder.

La crisis del sector inmobiliario esta regenerando patologías quizás consideradas prehistóricas, tal como lo es el síndrome de NTFTC por sus siglas en ingles.

Este síndrome ancestral, el cual se lo podía creer extinguido, les puede afectar fundamentalmente a los directores financieros de algunas empresas, aunque no es una enfermedad de las tipificadas como Profesionales.

El NTFTC, proviene de la definición Not To Face The Consequences y se manifiesta a través de un cambio de conductas tal, que provoca orquitis, severa y creciente en los ocasionales acreedores.

Ya es suficiente con que algunos que con su trabajo hayan generado suculentas riquezas, mediante obras y servicios a terceros y que hasta tengan agudizada la paciencia y estén dispuestos a esperar hasta que sus ocasionales deudores se avengan a saldar sus legítimas acreencias, pasando por sucesivos filtros.

Luego de ordenar a sus colaboradores, respuestas tan inteligentes como que no tenemos sistemas, que el banco no nos mandó las los talones, que estamos trabajando para ello, que cuando tengamos novedades le avisaremos, que están listos los pagares que no tenemos firma, que quien firma sigue de viaje, que tenemos un pequeño problema d tesorería, que estamos cerrando una operación que nos permitirá afrontar todas las obligaciones como siempre lo hemos hecho, etc., etc., etc.

Para pasar luego a cargar la responsabilidad a los bancos, que han endurecido la posición, que estamos terminando un acuerdo, que vamos recrecer las hipotecas, etc., etc., para luego caer en el síndrome mencionado inicialmente.

En este punto, los acreedores, generalmente de menor capacidad de aguante económico que los de la empresa que un día los contrató, entra en el Estadio 2 de su orquitis.

Hay que escuchar la angustia, la impotencia, la indignación dibujada en le rostro cuando del otro lado del teléfono aparece una dulce voz, que mecánicamente invita a dejar el mensaje, el cual, obviamente, será respondido a la brevedad.

Quienes se han encargado de ejecutar las obras y consecuentemente han generado muchos puestos de trabajo y creado mucha riqueza, no son multinacionales ni empresas excesivamente sólidas, son más bien pequeños emprendedores que aprovechan ciertas ventajas comparativas que ofrecía el sistema (entiéndase por tal, capacidad para reclutar mano de obra) pusieron ladrillo tras ladrillo y algunos están pasándola mal.

Creo que la crisis (o desaceleración económica) la entienden todos o casi todos, y que también todos o casi todos están dispuestos a hacer el máximo aporte a la solución y hasta a esperar un tiempo prudencial, pero lo que produce el síndrome NTFTC es realmente difícil de asimilar y obviamente de aguantar.

Dicha actitud, cuya traducción al español es no dar la cara es realmente vergonzosa y en algún momento, quizás mas temprano que tarde tenga que ser realmente revisada y corregida.

Si no se puede pagar, pero se hace lo posible por hacerlo es un tema, ahora esto de no dar la cara, es un elemento que pone de tan mal talante que en cualquier momento se puede perder la paciencia.

Por todo esto, un pedido formal a los que padecen este síndrome: cambien, asuman la situación, busquen abajo del colchón o quizás fuera de las fronteras y no condenen a tantos, que de buena fe creyeron y pusieron su esfuerzo solo para trabajar y arriesgarse en lo poco, porque en honor a la verdad no es un pecado soñar con un futuro mejor, a base de esfuerzo y no de mera especulación, aunque no se vista ropa de marca, ni se veraneé en paraísos y no se traslade de un sitio a otro en un coche de alta gama.

Caso distinto es cuando el que espera es empleado, ahí la cosa es distinta, pero eso lo tratamos en otro momento, ya que da para mucho.

Y a los que padecen orquitis, tranquilidad, si sólo es por esto, no es grave, ya pasará.

A UN AMIGO QUE SE QUEDO EN BAIRES

Este análisis está dedicado a Julia e Irene, en el 40ª aniversario de nuestra primer despedida, que me hicieron re descubrir a Cacho Castaña con su canción Septiembre de 88 y que con respetuoso sentimiento siento que me está respondiendo a mi y a muchos otros, en esta carta.




Querido Amigo

Como recordarás, gracias al “corralito” tuve la necesidad de emigrar y si bien llegué con trabajo, Delegado de una empresa madrileña, algo que te aseguro que no estaba nada mal para empezar, ni siquiera para mí que venía de ser gerente, hubo algo no paraba de sorprenderme, obras por todos lados y lleno grúas, si de esas que sólo conocíamos en las súper obras.

Siempre había trabajado en la construcción, pero en los 20 años de actividad nunca había visto lo que veía, obras por aquí, obras por allá, coches nuevos por todos lados, todos mis compañeros de trabajo, treintañeros, recién salidos del horno, todos propietarios, no lo podía creer.

Te acordás Juan, cuando compré mi primer departamento de un dormitorio, ese en el que viví con mi ex y las dos crías, ¡¡si me vieran Juan, si me vieran!! dirían como se nota que este es un sudaca que casi llego en una patera y se preguntarían ¡de donde viene?.

Pero algo de lo que veía no me gustaba, no me gustaba la sonrisa amable del director del banco que me dió la (tarjeta) dorada y con 12 lucas (12.000 €) de límite, era para no creer, pero ya sabés, nosotros ya la pasamos y yo la veía venir.

Con el lío de las subprime, de los ninjas (yo sólo conocía a las tortugas ninjas y poco más) las titulizaciones y un montón de cosas más se cortó el crédito y explotó la bomba y ahora, “agarrate Catalina, que vamos a galopar”

La gente está enloqueciendo, llena los tanques de los coches hasta la mitad y hasta en los bares se empieza a notar el inicio de la malaria, para no creer lo que está pasando, yo creía la crisis (desaceleración, como parece que dice en el primer mundo) era un producto no exportable, pero parece que si.

Aumentó la morosidad, se redujo el consumo (imagínate lo que significa aquí eso, es como escuchar Mi Buenos Aires querido, con ritmo de bailanta) las empresas grandes se caen y obviamente arrastran a unos cuantos y de los que se están quedando sin trabajo, mejor ni te cuento para no amargarte ni amargarme aún más.

La cosa está difícil, la gente se los quiere comer crudos a los desarrolladores (promotores) y a los dueños de las empresas constructoras y bastante razón tienen, pero el barullo viene de otro lado y aunque se lo explicas cien veces muchos no lo quieren entender.

El otro día me preguntaron si creía que se normalizaría la cosa, o sea si se volverían a construir 800.000 viviendas / año ya que eso era lo que había marcado el crecimiento y bienestar del pasado, y mi respuesta fue que si, que sería para el mismo tiempo en que Argentina volviera al 1 a 1, pero creo que no me pudieron entender.

Tampoco me esforcé demasiado para tratar de explicarlo ¿para qué? No me dio pena la pregunta, casi me viene un ataque de envidia, ¿te acordarás la desilusión que sentimos cuando descubrimos quienes eran los Reyes Magos? ¡Éramos tan felices! Para que romper la fantasía, bastante con todo lo dice y se puede leer, el no quiera enterarse que no se entere y le eche la culpa al gobierno o al cambio climático, da igual.


Por lo que veo allí las cosas andan mejor, los precios no suben, al menos según el Indec y el tema del campo está a punto de solucionarse, con lo que ya volverá la tranquilidad.

Algunos me escriben y me cuentan del crecimiento, de la cantidad de obras que hay, que la construcción volvió a ser el motor de la economía y del crecimiento y a veces, la nostalgia me juega malas pasadas y me dan ganas de regresar, quizás por ese espíritu aventurero y trasgresor que aún conservo.

Sólo me queda una duda, si todo va casi viento en popa, porque varios muchachos de la barra me dicen que no me vuelva, les cuento todo lo que pasa aquí e insisten, algo no entiendo, cuando puedas me gustaría que me lo explicaras, ya que con este tole-tole en cualquier momento nos damos abrazo en Ezeiza.

Saludos desde Valencia

EL MORBO DEL LADRILLO


Este análisis está dedicado a todos los que sólo comentan el día a día, olvidándose de las verdaderas causas que han engendrado este monstruo que como un Pacman se está devorando todo lo que encuentra en su paso, el obviar las causas nos hace proclives a volver acometer a los mismos errores y a no entender que es lo que sucede.


Cuando fue el tsunami, la prensa lo siguió con gran atención, pero al poco tiempo casi nadie lo recuerda, cuando fue el sismo en China pasó lo mismo.

Las noticias son las noticias y la de mañana superará a la de hoy y quizás la de hoy quede en el olvido.

Esto viene a cuento de lo siguiente, es tan grave lo que pasa con la crisis inmobiliaria que ya la misma crisis ha pasado a segundo plano, aunque pueda parecer un planteo dicotómico.

Es algo así como dicen los psicólogos respecto de matar al padre (en sentido figurado, obviamente) y eso es lo que está sucediendo, ya que los coletazos del fenómeno son tan graves que casi ni se recuerda el origen, ni se habla de los primeros damnificados, aunque estos continúen y se esparzan como una mancha de aceite.

Esta situación originada en la explosión incruenta de la burbuja, que se está cargando todo lo que está su alrededor, veamos algunas cosillas sueltas: el aumento del petróleo es sólo una parte del conflicto del transporte, el tema subyacente es la disminución del trabajo y la dificultad de atender los compromisos que hasta hace un año, casi eran un paseo por el jardín de la vida.

La caída en la venta de coches, es tres cuartos de lo mismo y en otros aspectos pasa algo similar.

¿Es un planteo xenófobo invitar a los inmigrantes a marcharse, pago del paro adelantado, mediante? seguro que no, es otra respuesta adecuada o no, pero respuesta al fin de cuentas, ante este fenómeno deletéreo de la calidad de vida..

La necesidad de asegurar un sistema de jubilaciones que funcione en el futuro, surge ahora con fuerza embrionaria, pero cualquier observador no muy listo lo podía intuir, era lógico que sucediera, la gente se casa grande, tiene pocos hijos y crece la expectativa de vida, con lo cual algo hay que hacer ya que sino será como la resolución de la cuadratura del círculo o más difícil aún.

Todas son salidas muy interesantes, ya que si bien representarían un esfuerzo para quienes hoy sean trabajadores en beneficio propio dentro de 30 o 40 años, con lo que incentivar los planes de pensiones y aumentar las alícuotas de los aportes y las edades de acceso al beneficio de la jubilación, son todas caras de una misma moneda.

La necesidad de estabilizar los precios mediante la moderación de los salarios, se puede lograr con los ajustes por el IPC únicamente en los casos de los sueldos de convenio y el resto que sean totalmente absorbibles, con lo cual al cabo de algunos años se notará la diferencia, sin contar que los nuevas posiciones que se ocupen serán con salarios bastante inferiores a los pagados en la época de gloria.

Es bueno saber que, del otro lado del Atlántico se llama a esto congelamiento, que obviamente contiene la inflación pero reduce el consumo, o sea la calidad de vida, o cuanto menos el ahorro y esto es inexorable.

La otra mediada relacionada con los beneficios empresariales, es sencillo de lograr mediante aumento de impuestos.

Todo esto dicho en buen romance es otra faceta de la crisis, que lamentablemente si se hubiera hecho hace algún tiempo, quizás cuando comenzó la bonanza, hoy la historia sería otra y también quizás, la magnitud del ajuste sería diferente, al menos en su parte propositiva.

Pero volviendo al comienzo, luego de ser el tema estrella, del último año, los concursos de acreedores de las empresas ligadas al sector inmobiliario (promotoras, constructoras, agencias inmobiliarias, suministradores, electrodomésticos, etc.) y las secuelas sociales por la disminución del ritmo de la construcción, hoy en día es un tema del que casi ni se habla, al menos ocupa bastantes pocos espacios en la prensa., casi exclusivamente los blogs se ocupan de este tema.

Luego de una lectura por los principales periódicos, puede verificarse que los mismos no incluyen casi ninguna referencia a empresas en dificultades pre-concursales y mucho menos a las que este parón fenomenal arrastran hasta los Juzgados Mercantiles.

Se acabó el morbo del ladrillo, pero lo que provocaba el morbo aún está por llegar en su etapa más profunda, obviamente, si se cumple lo que dicen los que teóricamente saben del tema.

Este ajuste era necesario porque la situación preexistente era insostenible, como también era insostenible el modo con el que se dio rienda suelta a la magnificencia de la situación.

Debemos saber y/o recordar que se construyó casi en el agua y no se si hicieron dos obras en el mismo lugar, debe haber sido por el principio físico que dice que dos cosas no pueden ocupar el mismo sitio en el mismo momento, que sino hubiera sido por eso, quizás hoy estaríamos viviendo con otra familia en nuestra propia casa.

¿Se habrá detenido el paso por los Juzgados o ya no será noticia? esa es la duda que me aqueja.

Si la respuesta es que nadie más ha llegado a ese límite me alegraría mucho, eso significaría que quienes se han enriquecido, quizás de un modo exagerado, tienen para aguantar y no necesitan dejar colgados de la palmera a quienes les han ayudado a mejorar su posición, lo cual sería altamente gratificante y lo más cercano a un acto de justicia, de ser así, que Dios se los pague, se habrán ganado el cielo.

Quiero suponer también, que las resoluciones de contratos se hacen realmente como”improcedentes” y no por causas objetivas para ahorrarse 25 días por año y de este modo poder seguir viajando en 4x4 de alta gama, ya que eso no sería más que socializar en las malas, aunque en las buenas cada uno era lo que era.

Estos matrimonios de compromiso (en las buenas mío y en las malas nuestro) entre diversos sectores es una práctica un poco reñida con el decoro, pero como no veo los confesionarios llenos ni formando fila, quiero suponer que nadie tiene la conciencia intranquila y no, que estamos en una sociedad de apóstatas.

Cabe otra posibilidad: presentar un Concurso de Acreedores, congelar las deudas, negociar quitas, ganar tiempo y en el mientras tanto, con un ERE de por medio quedarse reducido a la mínima expresión, de ese modo esperar a vender algunas cosas con la menor cantidad de reducciones de precios posibles y al final del camino hacer la diferencia, aunque prefiero suponer, que esto se le ocurre a muy pocos y que sólo un mal pensado puede llegar a sospechar que es una idea generalizada.

Tampoco he leído demasiadas noticias respecto a empresas cuyos administradores se hayan tomado el atrevimiento de iniciar las acciones en salvaguarda de sus responsabilidades, en ejercicio de sus derechos y porque no decirlo, de acuerdo a las obligaciones que les marca la Ley.

Esto me hace pensar algunas cosas, por ejemplo que estas figuras no existen, que todas las empresas son administradas por sus dueños, que no hay testaferros ni demasiados contratos de alta dirección y todo esto muy destacable, ya que me resisto a considerar que por unas pocas monedas la irresponsabilidad puede ser tan grande como para considerar que aquí no pasa nada.

Tampoco es muy usual o al menos no es tan difundido que se lleguen a concursos necesarios (pedidos por terceros) con lo cual, en caso de ser así, este fenómeno debería ser estudiado al menos bajo el punto de vista sociológico hasta encontrar el porque de tal situación y quizás se llegue a alguna consideración importante.

Pero también puede ser por la causa antes mencionada, el morbo de la información no pasa por estos datos menores, ya que también me resisto a creer que exista una autocensura para evitar un efecto llamada (que se generalicen los Concursos), o peor aún, que dicha censura sea inducida, pero todo esto lo planteo por el hecho que cuando uno se quema con leche, ve una vaca y llora.

Lo maravillosa de esta situación, según algunos deseada y necesaria es que tiene tantas aristas para la reflexión, que permite de cada cosa escribir un libro, no muy intelectual por cierto, pero despierta la imaginación y eso mantiene nuestras neuronas en funcionamiento, un estado ideal para entrar en el paro, buscar trabajo y no morir (o enloquecer) en el intento.

Para finalizar, cuando escucho a gente tan común como yo decir que: con los socialistas siempre hay incremento del paro, minimizando la crisis internacional, las subprime, los ninjas, el exceso enloquecido y desenfrenado de la construcción de viviendas, etc., pienso que es un simplificación exagerada, hasta casi un poco irrespetuosa, pero allí está nuestro morbo, en la trasgresión intelectual de la falta de intelecto.

Cruzando la calle, también escucho que no hay crisis, que es una desaceleración previsible, que toda la culpa viene de afuera, que los bancos, que el BCE, que la especulación, etc., también pienso que algunos deberían leer o releer El Príncipe ese manual de vida que escribió Maquiavelo, ya que hace algunos años decía: “para conocer bien la naturaleza de los pueblos, hay que ser príncipe y para ser príncipe hay que conocer la de los pueblos”, en su dedicatoria al Magnífico Lorenzo de Médicis, y seguramente con esto se evitaría la falta de sintonía entre lo que algunos dicen y lo que otros muchos viven.

Así pues, que el morbo de la situación no nos consuma, que la racionalidad nos permita ver lo que pasa, que además se sepa y se asuma lo que pasa y que Dios mediante, los pronósticos no se cumplan, pero si dicen que están viendo venir a un animal grande, pesado, con rabo finito, con orejas muy grandes y con una trompa larga, yo que no se nada de zoología, me inclino a pensar que es un elefante.

AUTOCRITICA: MATERIA PENDIENTE


Este análisis está dedicado a todos aquellos que haciendo manifestaciones conspicuas de irresponsabilidad, han colaborado a avivar el fuego de la actual situación y que aún no se han golpeado el pecho diciendo: “…por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa…”



A pesar de todo lo escrito creo que hay otras cosas por decir ya que en esta crisis, que se cargará todo cuanto se ponga en el camino, no dudo que hay responsabilidades compartidas, aunque de diferente envergadura.


Está acabando la fiesta y a pesar de muchas cosas que he leído, no he encontrado aún una autocrítica sentida, que me haya hecho pensar que la toma de conciencia no se reducirá solamente a no ir de compras a la cadena del triangulo verde y creo oportuno reflexionar sobre el particular.

Obviamente de las consideraciones no saldrá la solución, como tampoco sale de los lamentos, pero quizás a alguno le sirva para tomar conciencia, de que en este juego donde casi todos perderemos, son más los responsables de los que nos creemos y que no estaría de más reflexionar, sin que un programa de televisión de los viernes nos hiciera aclaraciones tan elementales como que se debe gastar menos de lo que se gana sino, el futuro será negro y oscureciendo.


Vamos por partes:

De no ser por la situación internacional sumamente favorable de los últimos años, por la estabilidad, por los vinculados bajísimos intereses (ligados a los factores anteriores) nunca podrían haber sido propietarios muchos actuales hipotecados ni podrían haber accedido a los niveles de consumo desenfrenado que se ha visto en los últimos tiempos.

Pero claro, como el camino al infierno está sembrado de flores, la ecuación “pido una hipoteca que me absorba el 60/70% del sueldo y con lo que aumenta la propiedad hago negocio” parecía sensacional.


Aún había más, como los tasadores que mandaban los bancos eran todos tontos y me lo tasaban más alto de lo que valía, con lo que me daban pagaba todo sin poner nada y encima me sobraba y como la tarjeta me permitía complementar el préstamo personal, que el banco me daba a cambio de domiciliar la nómina, el circuito cerraba.

En el desenfreno de la sociedad idílica, los propietarios de los solares también tuvieron su Agosto y los suelos subían sin solución de continuidad, total todo se vendía y así crecieron los valores hasta el infinito, se necesitó mano de obra poca cualificada, que viniendo del hambre gastaran todo lo que cobraban y el motor funcionaba a pleno.

La publicidad batalló para ayudar y no tener un auto nuevo, también a pagar, fue casi símbolo de no entender el estado de bienestar.

Genial, así da gusto vivir.

Al llegar a este punto cabe preguntarse si alguien pensó que los bancos, que daban casi todo a cambio de nada y para casi todo el mundo eran devotos de las Carmelitas Descalzas, habían hecho cursos acelerados de filantropía, habían mutado a ONG´s o pensando que el fin del mundo estaba cerca y por eso habían decidido salirse del capitalismo globalizado y salvaje para remediar las hambrunas y sostener la calidad de vida de los currantes.

La respuesta obvia es que no y quienes se lo hayan creído que Dios lo coja confesados.

Sigamos.

¿Que les ha pasado por la cabeza a los padres de los hoy deudores, en general jóvenes (y no tan jóvenes) de entre 30 y 50 años, ¿olvidaron recordar que a los hijos hay que educarlos y formarlos de cara a la realidad? o lo que es aún peor, por haber descubierto más tarde que temprano la virtualidad del mundo gracias a Internet ¿ también creyeron la vida era un avatar y que por ser testigos de la movilidad social (o sea tener hijos profesionales cuando ellos mismos no lo fueron) ya estaba todo resuelto?

Con esta situación todos ganaron por un rato, ahora que aparecen los problemas sólo hay lamentaciones y de eso ya está bien.

Ya está bien de no entender cómo se generó todo esto, el que no se quiera enterar que no se entere, pero que deje ver fantasmas y de pensar que “a mi no va a pasar” o de suponer que esto “es pasajero” o aún peor que “a mí que me importa si no soy no promotor, ni constructor, ni trabajo en nada relacionado con este tema y encima ni tengo hipoteca”

¿La responsabilidad es de los bancos? Obviamente.
Por acción u omisión, en definitiva los que tienen la función de administrar nuestros aportes son ellos y no nosotros, que no entendemos nada de lo que es la macroeconomía, ni sabíamos quienes eran los “ninjas”, ni de titulizaciones ni nada de toda esa magia financiera que hacía florecer beneficios hasta de las piedras y que hoy se están volviendo un tanto menos solventes, no sólo en EEUU.


¿La responsabilidad es de los promotores? Obviamente.
Quien puede dudar del elevado nivel de especulación, por más que se quiera denominar como inversiones de alto riesgo a la compra de solares casi en la luna (con recalificación predatada, en algunos casos) porque para que haya negocio debe haber responsabilidades más que compartidas.


¿La responsabilidad es de los compradores? Obviamente.
No autores materiales ni intelectuales de la situación, pero cuanto menos partícipes necesarios y como se dice en el tercer mundo que “nadie puede aducir su propia ignorancia”.

Es tarde después de firmar para decir que el contrato tenía letras pequeñas, si hasta hay algunos que aún dicen que no esperaban que el euribor subiera, pobres, lo lamento de todo corazón.

Así está la cosa, ojalá mejore, pero cuando la ola del tsunami se retire, que nadie se crea que no tendrá problemas porque vive lejos de la playa.
Veamos con simpleza por qué, ya que también hay que explicar que “velocidad y tocino” algo tienen que ver.

Esta situación global, sí, global, de globo, así se ha inflado con el aliento de los magos, los especuladores y los poco precavidos, seguramente se cargará, sin más, varios puestos de trabajo, pero no de la construcción o del mercado inmobiliario sino de todo o al menos de casi todo, porque quienes trabajaban en forma directa o indirecta con estos gremios lo van a sentir y mucho y en caso de duda se le puede preguntar al de la papelería o al del bar de enfrente, que sin haber realizado masters, cada día cuando hacen la caja se dan cuenta.


Entonces, con el consumo en baja, la producción, la parte que está destinada al mercado interno deberá resentirse, salvo que el paro pase a pagar subsidios espectaculares que sostengan el consumo, pero eso parece difícil que suceda.

Con este cuadro de situación los sueldos bajarán, ya que la crisis afecta a la gente pero no al modelo, con lo cual la ley de la oferta y la demanda se mantendrá e inexorablemente si para cubrir un puesto hay el triple de postulantes que hace un año, el que quiera trabajar deberá aceptar peores condiciones y así bajará el listón de todos. Ni bueno ni malo, sólo real.

Al día de hoy recolocarse con una merma del 30 % es casi una misión imposible y esto seguirá creciendo (o sea la reducción) con lo cual si sumamos lo que pueda aumentar el euribor, el petróleo, los alimentos (eso es otro problemita que se viene y con fuerza) y la reducción de los sueldos, sería esperable que el afán consumista se retraiga, ya que de no ser así, más de uno puede llegar a pasarla decididamente mal.

No todo está perdido, aún nos queda la esperanza, la esperanza que aquellos que están en el tomate sean capaces de hacer lo que corresponda, para evitar que la crisis del 30 sea un juego de niños ante el futuro que parece avecinarse.

Esperemos que los gobiernos y las oposiciones encuentren los caminos adecuados, aquí y afuera, de este lado del atlántico y del otro, sino la cosa se va poner realmente fea.

La construcción es necesaria, pero no se puede pretender desarrollar un país haciendo casas, como tampoco se puede decir que este sistema financiero (subprime, incluido) es bueno pero que fallaron algunos controles.

Hace años lo cantaba Serrat, “… se acabó la fiesta…” y hoy toma inusitada actualidad, ya es tiempo que vuelva el pobre a su pobreza y que los nuevos ricos honestos, si les corresponde, paguen hasta el ultimo euro que deban si beneficiarse con los concursos de acreedores colgando a todo el mundo, ya que alguna cosita también habrán hecho.

Para nuestros hermanos financieros internacionales, verdaderos genios creadores de la magia, que alguna vez hagan algo que no sea únicamente en beneficio propio, ya que a la vuelta de la esquina está el día después y las manifestaciones conspicuas de riqueza son la otra cara de la moneda de varios millones de personas que se están muriendo de hambre y eso también se debe acabar.

De no ser así, es mejor no imaginar el futuro.

Otra buena (?) noticia:

Ahora se pueden refinanciar las hipotecas sin coste, pero claro, la operación de cambiar el plazo para bajar la cuota mensual lleva implícito el pago de mayores intereses y lo que hoy parece la panacea, se convertirá en un aumento terrible de la deuda, llegando en algunos casos al 50% o más.

Con lo cual es mejor asesorarse bien antes de, otra vez, comprar con la tarjeta (en sentido metafórico) ya que puede parecer la política del avestruz, o sea la de meter la cabeza en un agujero pensando que no te ven o lo que es lo mismo pensar que porque se respira del problema ya no existe problema

Conclusión:

Si compraste un piso que no puedes pagar, primero piensa si no te fuiste de escala, si no tienes más de lo realmente debías y podías acceder y luego ponlo en venta, siempre va a ser mejor verlo en Internet en venta y no en subasta por orden de algún banco, obviamente antes que sea tarde.

Si tienes varios coches, larga rápido alguno, la máquina cazabobos no se detiene, no perdona y si piensas que a ti no te va a tocar, quizás tengas razón, pero de tentar al demonio no se sale bien parado y a cualquiera le cabe, hasta al más pintado.




APARTE ¿HAY QUE HACER LA CAMA?



A los que están gastando los zapatos yendo a los Servicios de Mediación, Arbitraje y Conciliación como paso previo a los Juzgados y están intentando demostrar la existencia de la “Responsabilidad Solidaria”




Muchos hipotecados y/o endeudados no llegan a fin mes y si encima si no cobran ni del paro, la situación se les complica un poco más, veamos porque:

En Valencia, algunos trabajadores están presentando demandas de extinción de contratos laborales contra sus empresas (promotoras y/o constructoras) por diferentes causas. Hasta aquí nada novedoso, normal podríamos decir en esta época.

Lo que llama un poco la atención, es que algunos lo hacen contra 10, 20 o más empresas, porque forman un grupo y aunque eso no tiene nada de malo, lo que resulta un tanto llamativo es que haya tantos grupos que tengan tantas empresas y que sea esta situación conocida casi sólo por sus familiares y amigos.

Si bien no existe ningún inconveniente en que se constituyan empresas y cuantas más mejor, no estaría de más que quienes tienen varias empresas con el mismo objeto social no desatendieran ninguna y que llegado el caso, respondieran solidariamente, como mínimo ante sus plantillas, sin necesidad de farragosas presentaciones con la finalidad de demostrar lo obvio, ya que a veces no es tan simple, a pesar del intercambio de trabajadores, la caja única y algunos otros indicios que hacen al funcionamiento de un grupo como tal.

Dicho en términos sencillos, ¿hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta que Clark Kent y Superman son la misma persona?

Dueños comunes, administradores únicos comunes, apoderados comunes, direcciones comunes, objetos sociales comunes, bancos comunes y sin embargo una duda me inquieta ¿los bancos conocen estos datos?

Aunque no puedo poner las manos en el fuego por lo que pienso, a veces tengo la impresión que quienes han prestado tanto dinero no conocían la totalidad de la información, ya que otro modo serían cuanto menos partícipes necesarios en muchas situaciones.

Quizás pueda parecer un planteo stalinista, pero sería muy atractivo ver que desde el Estado se le efectúan tan sólo algunas preguntas a dichos prominentes empresarios, como por ejemplo:

¿Qué planes tiene para esas empresas que producen nada?

A partir de allí, gravarlas de un modo que se desaliente las empresas ociosas, las segundas marcas tipo “por las dudas” y así transparentar el mercado.

Existe una tendencia, quizás más cercana a la fantasía que a la realidad mediante la cual hoy se puede cerrar una empresa con deudas y mañana continuar con otra que esté, por decirlo de alguna manera, limpia.

Pero volvamos al tema de los empleados, la crisis y sus consecuencias, ya que hay un hecho que resulta paradójico y es cuando el contrato laboral se pretende extinguir por voluntad del trabajador, por ejemplo cuando el empresario no abona los sueldos y ni que hablar si esa situación se da cuando la empresa forma parte de un grupo, de un semi grupo, de un proyecto de grupo o si en realidad es puro grupo (en el sentido más rioplatense de la definición) a veces, nadie conoce a nadie y puede caerse en un ir callejón sin salida, aunque inicialmente pudiera parecer lo contrario.

A partir de allí y luego de los trámites que corresponden, el empleado (víctima) pasa a convertirse en paciente socio-financista del empleador (victimario) en una especie de sociedad satánica, que quizás algún día se revise.

La razón es la siguiente, quien queda en esa situación mientras no exista sentencia, debe seguir concurriendo a su lugar de trabajo, sin cobrar, sin derecho al paro y en el supuesto que decida marcharse, por que consiguió otro trabajo o directamente porque no aguantó más, pierde el derecho a la indemnización y esta parte, si dependiera de mí, seguro la cambiaría.

Lo que motiva el inicio de la presentación de la extinción, es, obviamente, responsabilidad de un tercero, sin embargo se lo premia a quien no ha cumplido con su obligación en caso que el trabajador desista de concurrir a su trabajo (por el que no cobra) o dicho de otro modo, se castiga al más débil debiendo esperar a que el empleador le pague cuando salga la sentencia, y porque no decirlo, que ahí también empieza otro camino, ya que nada es inmediato, baste recordar la teoría de las empresas sustitutas.

Ni que hablar si la empresa entra en concurso de acreedores y mejor no pensar en otras situaciones, aún peores.

Existen los salarios de tramitación, pero para acceder a ellos es preciso esperar a la sentencia, aunque el pago de la letra o del alquile, y el diario vivir no espere tanto tiempo, con lo cual si bien es una ayuda importante, la cuestión sería no recibirla luego que uno haya enloquecido.

En el mientras tanto, o sea durante el período que va desde que se dejan de percibir los salarios hasta que alguna vez se cobra algo, se sigue viajando, gastando ropa, comiendo (ya ni digo almorzando ni yendo a tomar un café) y eso cuesta alrededor de 300€ al mes, salvo que uno se traiga un bocata de la casa y en el banco de una plaza se siente a comérselo, como un turista apasionado con el paisaje.

Situaciones así alguien las debe haber visto y vivido, ya que con tantos que van engrosando las listas de parados algún antecedente de este tipo habrá.

Entre tanto se me plantean otras dudas:

¿Alguien ha visto a un empleador que no paga los salarios a su plantilla, viajando en autobús?

¿Ha visto a sus hijos desapuntándose de la universidad privada y buscando la continuidad de sus estudios en la pública?

¿Ese hermoso todo terreno con el que pasea por la ciudad, se lo ganó en un concurso de una compañía de móviles o lo sigue pagando?

¿Los vieron en los centros de salud del barrio?

¿Se los encontraron comiendo menús en el mismo bar cutre en el que usted, si puede, sigue asistiendo?

¿Los espera ver este verano en la piscina del Ayuntamiento?

Adivino las respuestas, ya que yo los veo con los mismos coches de alta gama y hasta comiendo en los mismos lugares llenos de glamour, entonces, cada día más, entiendo a los que no se conmueven con algunos aspectos de la crisis y mucho menos con ciertos “presuntos damnificados”.

Esta situación, lamentable por cierto, golpea a todos, a unos más y otros menos, y aunque no dudo que los que mucho perderán serán los que mucho ganaron no dejo de solidarizarme con los que la sufren desde otro ángulo.

Aunque con esto no alcanza, para conformar a nadie y partiendo del supuesto que pocos se harán el harakiri, es bueno recordar que el mercado es así, el capitalismo es así, la globalización es así, y también que en los paraísos fiscales los que guardan la pasta no creo que sean los que viajan en autobús, ni los que frecuentan los mercadillos.

Esta crisis pondrá varias cosas en su lugar, sólo espero que no sean únicamente los trabajadores quienes se deban hacer cargo de la situación y que quienes la provocaron o al menos irresponsablemente la potenciaron, en vías de beneficios mucho más rentables que los simples currantes hagan su aporte en la verdadera medida no sólo de sus posibilidades sino de cuota de en el hinchamiento de la ex burbuja.

Por supuesto que no todos son responsables de lo que se viene, pero convengamos en que quienes más se han beneficiado con esta situación, que ha llegado a su fin, sería absolutamente razonable que efectuaran el mayor aporte y no que le hicieran ¡ole! a la crisis, paseando este verano su anatomía por Marbella, sólo como para citar un lugar.

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¿CRECERÁ EL PARO?


Este análisis está dedicado a los que negándose a la realidad se disfrazan de optimistas, en una versión remixada de la teoría del avestruz.

Estoy absolutamente convencido que el paro continuará incrementándose en el futuro inmediato, sin ninguna duda, ya que todas las variables así lo indican y salvo que aparezcan medidas reactivadoras sumamente novedosas y revolucionarias y no planteos inauditos, difícilmente se pueda detener el lamentable aumento.

Tal cual, como entre cervezas y olivas, lo comentábamos en el bar de siempre con algunos amigos cincuentones como yo y algunos jubilados, debemos tener en cuenta algunos factores.

El precio del petróleo no afecta sólo al transportista, ya que el oro negro se usa para más cosas que para repostar en la gasolinera, los bancos están un poco remisos a otorgar nuevos préstamos, el euribor está por las nubes, el mercado inmobiliario se mueve con la velocidad de PACA (mi tortuga) y hasta algunos promotores (esos mismos que lucraron a destajo, han desensillado, hasta que aclare) no consiguen nuevas financiaciones y por ende no empezarán nuevas obras.

En consecuencia, si los precios aumentan, si los nuevos puestos que se crean tienen salarios inferiores que los similares de hace un tiempo, si la psicosis retrae el consumo, si las fábricas de cerámicas y azulejos de Castellón despiden gente, si obras nuevas no se empiezan y no se fabrican ladrillos, si coches se venden menos y obviamente se asegurarán menos (ya que nadie asegurará un coche si no lo tiene) y el resto de la actividad no puede absorber la cantidad de mano de obra que la construcción expulsa, entonces casi seguramente que se cumplirá el viejo adagio, blanco y en botella….

La lista de afectados por la desaceleración no tan suave del sector inmobiliario es muy extensa y en forma directa, indirecta, aleatoria o como se la quiera considerar tirará los números para arriba y los salarios para abajo.

De los congresos de diferentes formaciones políticas quizás hayan salido propuestas para paliar la situación, por lo que habrá que esperar para ver resultados, aunque según dicen una cosa es la macroeconomía y otra muy distinta es el tener que ir al supermercado a por las compras.

Opinar hoy de todo esto es como llorar sobre la leche derramada, o sea tarde, con lo cual a veces con toda humildad me pregunto: ¿nadie lo vio venir?

He conocido varios personas que suponían que esto era la aplicación de la teoría de la semirrecta (o sea que tenía principio pero no tenía fin) y que una vez que se había comenzado nunca acabaría, ¿Por qué iba a suceder?

Quizás porque no conocían lo que significaba el segmento, sin que ello fuera de matemática financiera, pero el dominio de esta ciencia no es obligación de nadie.

Iba a suceder porque hay ciclos económicos, porque el petróleo venía subiendo, porque la diferencia entre el aumento de los pisos y la inflación estaba separándose en forma abismal; iba suceder porque era insostenible que se construyera más aquí en Francia, Italia e Inglaterra juntas; iba a suceder porque las tasas de interés estaban demasiados bajas; iba a suceder porque los bancos daban préstamos hipotecarios a casi cualquiera; iba a suceder porque las tasaciones eran más altas que los precios reales; iba a suceder porque el maná no es el alimento del nuevo siglo.

Con este cuadro de situación, lamentablemente todo apunta hacia la prolongación e incremento de la actual coyuntura, la cual podría tener algunos componentes estructurales, pero el análisis es mejor dejarlo para los que saben.

Mis amigos en el bar no quedaron muy conformes con mi explicación, ellos dicen que la crisis no les va a afectar, que las cosas van a mejorar, que esto es pasajero, que la culpa es del gobierno porque se ocupa de temas sin importancia como el aborto y la eutanasia, que los bancos aflojarán porque no se van a quedar con los suelos ni con las propiedades y muchas otras cosas que casi me hicieron atragantar con el hueso de la última oliva que quedaba.

Espero estar equivocado por el bien de todos, empezando por el mío propio, pero todo me hace pensar que la situación no mejorará en el futuro cercano, más bien todo lo contrario y me lo diga quien me lo diga, sólo pondría las manos en el fuego por lo contrario, con guantes antiflama de máxima seguridad.









¿NOMBRE VERSUS PROBLEMA?


Esta reflexión está dedicada a mis amigos del PP, que parece que sólo se quejan por desde el Gobierno no se pronuncia la palabra crisis y a los que no la pronuncian sabrá Dios con que pretensión.


Parecería ser que una parte del conflicto radica en que si el gobierno llama a esta situación crisis o usa cualquier otra denominación, que eufemísticamente quiera decir lo mismo o parecido.

Esta discusión bizantina, es tan pueril que da lástima, que el gobierno la llame como se le antoje, lo que importa es si hace algo o mira para otro lado.

Desde la oposición, que sí la llaman crisis, cuando podrían denominarla catástrofe, no he escuchado más que lamentaciones y ninguna propuesta concreta, seria, ejecutable y que al menos teóricamente asegure resultados.

Como no soy votante de ninguno de los partidos, muchas veces siento que las elecciones aún no han pasado, que se continúa en mítines y que el tiempo pasa sólo para la gente de a pie, algo así como la teoría de la campaña permanente, parafraseando a Marx y Engels.

En pocas cosas tengo certeza, pero no tengo ninguna duda que el problema fundamental, viene de factores alejados de este gobierno, del anterior y del anterior también.

Esta situación viene dada, al menos por lo que diariamente se puede leer, por la crisis financiera que se ha extendido como una mancha de aceite, por al actitud irresponsable de los bancos que han prestado dinero a casi cualquiera y que luego no han podido pagar, tal como era lógico de esperar.

¿Acaso es culpa del gobierno el aumento del precio del petróleo? o ¿de los alimentos por que ahora se usan para bio-combustibles? seguro que no.

Convengamos que el boom inmobiliario le vino bien a casi todos y que cuando: los campos andan bien, hasta los toros dan leche, seamos honestos, llovió para muchos y ahora a purgar culpas.

Los cultores frenéticos de la libertad de mercado, ahora pretenden que el Estado intervenga y no dejan de aparecer insólitas reflexiones, sectoriales y hasta individuales, reclamando ayudas que poco tienen que ver con realidad.

Desde la flexibilización laboral (despido con coste cero) hasta los cuestionamientos a la renovada ley de concursos de acreedores, pasando por las autorizaciones para construir en cualquier lado o que se haga cualquier cosa para evitar el colapso, componen el rosario de reclamaciones.

Esta situación se va a cargar muchos, aunque algunos analistas se maravillen del aún escaso (?) incremento del paro y casi nada hace pensar que no será así.

Imaginemos algunos escenarios y veamos que puede suceder, por ejemplo: si el precio del petróleo sigue subiendo, si el BCE aumenta los tipos de interés, si realmente el máximo aporte que se puede esperar del Estado es la devolución de los 400 €, si es cierto que hacia fin de año, cuando se terminen las obras iniciadas en 2006, habrá más de un 1.000.000 de viviendas sin vender y con un mercado capaz de asumir alrededor de 350.000 anuales, ¿sigo?

Veamos más, los pisos seguramente seguirán bajando, los alquileres subiendo, el paro creciendo y consecuentemente los nuevos puestos de trabajos que se puedan cubrir se harán indefectiblemente con salarios más bajos que los gozados en el pasado reciente, con lo cual se resentirá aún más el consumo y la rueda seguirá girando en sentido levógiro hasta que alguien la frene y entonces la pregunta es.¿quién le pone el cascabel al gato?

Ahí está el quid de la cuestión ¿serán los mismos que irresponsablemente prestaron el dinero para actividades especulativas tomando pocos recaudos? ¿Los que dieron préstamos a diestra y siniestra y hoy cierran el grifo y casi piden certificado de nobleza para otorgar un préstamo? ¿Quienes dirán lo que hay que hacer?

¿Serán los que asumieron compromisos por pura especulación, quienes podrán proponer salidas pensando en la gente?

Creo que no, hasta espero que no se preocupen tanto por la gente y por mi, ya que es fácil ver adonde nos han llevado con tanta dedicación y esmero.

¿Seremos los nosotros, que con poca responsabilidad endeudamos a nuestras familias hasta límites insospechados, con la mirada puesta en la magnificencia de la calidad de vida?, seguramente tampoco.

¿Serán los que no reorientaron los flujos de dinero, sin intervenir en la Belle Epoque de los préstamos baratos cuando la situación era floreciente, dejando que fueran en su mayoría a parar a la construcción sólo porque creaba artificialmente riqueza, en vez de promover actividades realmente productivas que industrializaran y actuaran realmente como un reaseguro para el futuro?

La respuesta en este caso, también es obvia

¿Seremos los nosotros, que aún pensamos la crisis o la desaceleración profunda, simplemente nos rozará, en el peor de los casos, cuando la realidad quizás sea una muy distinta?

¡Qué te parece, Cholito? Como acostumbraba a decir la filósofa contemporánea Sara Manes, a quien tuve el honor de conocer.

Basta de soñar un baño en la Fontana de Trevi, hay que asumir que la Dolce Vita ya pasó.

Ahora, los que se salven podrán hacer el Camino de Santiago casi de rodillas, en señal de agradecimiento y sentar las bases para que algunas cosas no vuelvan a suceder, ya que de no ser así, primero los extranjeros dejarán de enviar dinero a sus países, luego se irán ellos y si esto sigue y no se le encuentra solución, quizás sean otros los que saquen billete de ida, para probar suerte en otras latitudes, como algunos nietos recordarán que hicieron sus abuelos.

Alcanza con leer los comentarios de la gente común en los periódicos luego de las notas relativas a la crisis inmobiliaria o de las aclaraciones o de artículos de prominentes intelectuales referidos a la actual situación y ni que hablar de los que aparecen en blogs del ambiente.

Hay desánimo, indignación, angustia, desesperación, reflexiones cruzadas, alegría cuando algunas empresas aparecen con problemas, culpabilizaciones a promotoras, constructoras, bancos, etc., y ni que hablar respecto de las declaraciones que hacen los políticos de uno u otro lado, estás cosas suceden, están al alcance de la mano de cualquiera que quiera verlas y de continuar, el clima general se irá enrareciendo.

Sin dudas que muchos estarán trabajando para dar solución a esta situación, desde mí, hago votos para que las encuentren con premura.

ES TIEMPO DE DARSE CUENTA



Este análisis está dedicado a mi amiga que vive preocupada por el aumento del euribor y esperanzada con que todo se solucione a la mayor brevedad.



No hay día que no llegue una noticia que supere a la anterior respecto de los efectos de la crisis y sus consecuencias, las cuales abarcan a todo ser caminante por esta geografía.

Es que nos habíamos acostumbrado a vivir de un modo exageradamente bueno, casi abusivamente bueno y ahora a prepararse para capear el temporal.

En este juego de quien era más distraído, compartimos la mesa fiestera con especuladores, de hecho y de derecho, con recalificadores de cuanto fuera pisable, con herederos que vieron la posibilidad de engrandecerse, con vendedores de coches fantásticos y obviamente de “pescados” que presurosos acudían con la boca bien abierta, no fuera cosa que el anzuelo más oxidado y puntiagudo se lo clavara el otro.

Así subió el precio del suelo y obviamente el de los pisos, para alegría de todos los que habían realizado la mejor inversión de la vida, la que nunca habían soñado los mayores, lo tendrían los hijos del baby-boom, año más, año menos, sólo por haber sido tocados por la varita mágica, ¡¡¡¡ que guay !!!!.

Se había descubierto la mejor oferta de rentabilidad: “los ladrillos”, que subían el triple que el IPC y otro tanto que los propios sueldos y esa diferencia nadie lo debería pagar, hasta hace un año, obviamente.

Se vacunaron contra el tétanos (por los anzuelos oxidados) o sea, contrataron seguros contra casi cualquier cosa, incluso contra parones en la construcción o para alguna dificultad esporádica, obviamente incrementado el valor de la cuota del piso, como no podía ser de otra manera.

Los más listos jugaron con los fondos de inversión, diversificando el riesgo, ya que nunca pasa nada en un mundo estable y globalizado y obviamente, por si cuela, algunos euros en bonos de la deuda de la República Independiente de Cuchufleta, ya que si bien ahí la expectativa de vida es menor de 30 años, con lo que rendirían las inversiones del plan de pensiones nos aseguraría una vejez digna, “faltaría más”.

Otros creyeron que era muy difícil leer los suplementos económicos y los dejaron para juntar los vidrios rotos de alguna copa, que hubiera llegado al suelo antes de poderla retener y otros pensaron que Internet servía para escuchar música gratis y hacer amigos en la red, pero nunca para ver que pasaba en el mundo.

Con este cuadro de situación, el incremento de la burbuja quedaba servido en bandeja y ¿ahora que?

Ahora el darse cuenta, ahora el asumir que se ha puesto la taza del vater a un metro de altura (por utilizar una definición alambicada, pero sumamente delicada) ahora a entender que no se debe jugar con fuego, que no se puede hacer cualquier cosa, ahora a entender que el camino al infierno está bordeado por rosas y tulipanes.

Pero aún hay más, la unificación de deudas actúa algunas veces como una solución poco efectiva y el alargamiento de los plazos de pago es una trampa cazabobos, ya que al mantener el capital fijo y aumentar el plazo, indudablemente el coste de salir de una situación asfixiante será muy caro, aunque pueda parecer que pagar algunos cientos de euros menos al mes es todo lo que necesitamos.

¿Cuando se verá el resultado? sencillo, cuando se quiera vender para hacer efectivo o para comprar otra cosa, ya que en ese momento se deberá cancelar la hipoteca y con lo quede quizás alcance para ir a tomar con café, en la barra por supuesto, ya que en la mesa siempre cuesta un poco más.

¿Entonces cual es la solución?

Esa pregunta no es sencilla de responder, al menos desde el análisis social de la situación, pero previamente creo oportuno formularse otra pregunta y es ¿se está a tiempo?

Posiblemente si, haciendo una terrible reestructuración del presupuesto, que incluya convertir casi todo en suntuario y prescindible, para lo cual más allá de buscar un director financiero habría que buscar un psicólogo, que nos ayudara a encarar la nueva vida sin traumas, que nos quitara cualquier sentimiento de culpa y que nos hiciera ver, como se vive en circunstancias como las actuales, obviamente, sin enloquecer.

Hay una denominación que lo contempla y ejemplifica de modo elocuente, aunque es poco agradable y bastante cruel, eso se denomina “economía de guerra” cuya manifestación sería: “de lo imprescindible, poco, del resto, nada”.

Si todo lo que se dice fuera cierto (mucho creo que si) lo peor de la crisis está por llegar y eso sucederá cuando se terminen las obras iniciadas entre el 2º semestre de 2006 y principios de 2007, en ese momento, hacia fines de 2009 la cosa se va a poner realmente complicada y obviamente no será únicamente para los que son considerados como vinculados directa o indirectamente al mercado de la construcción, ya que si fuera así, estaríamos en la isla de la fantasía.

Abarcará a cuanto ser vivo boye por ahí, y por aquí, y si esto se dá, el valor de los pisos y el consumo seguirán bajando, la morosidad y el paro subiendo, por sólo citar algunos ejemplos, de este efecto serrucho de situaciones.

Existen otros inconvenientes que nos regala el mundo globalizado, como por ejemplo el aumento del precio del crudo (según algunos, quizás a $ 200 el barril hacia fin de año) y el de los alimentos, sin contar que algún banco se caiga (en cualquier lugar del mundo) y se decida estatizarlo o nacionalizarlo para evitar males mayores.

El cuadro de situación es complejo, de cada título hay mucha información para entender el fenómeno, pero las preguntas más elementales son: cuanto durará, cual será el coste social y que se puede hacer.

A mayor intensidad de frenazo, menor tiempo de espera para la recuperación (o sea, si explota de verdad, luego se podrá recomenzar con la construcción de alrededor de la cuarta parte de viviendas que en el pasado glorioso, en poco tiempo), el coste inicial será muy elevado, pero los que resistan si tienen oxigeno en los tanques, no deberán morir necesariamente ahogados.

Si es lento, gradual, de a poco, entonces durará más, algo así como un efecto de goteo y la solución tardará en llegar, en este caso habrá que ver quienes aguantan.

¿Cual de los caminos es preferible?

Esta pregunta no se si al día de hoy tiene una respuesta consolidada, tampoco creo que hay mucho acuerdo, ya que son tantos los que dicen una cosa como la otra, obviamente los opinólogos son los mismos que no predijeron lo que iba a suceder y si se enteraron es lamentable no haber estado en el selecto grupo de informados.

La otra pregunta es ¿que se puede hacer?

Las respuestas magistrales son todas maravillosas, aumentar las exportaciones, bajar el sueldo y los bonus de los directivos, potenciar el aprovechamiento de nuevas fuentes de energía, etc., que el estado compre los paquetes de hipotecas con bonos y que esos puedan venderse para dar liquidez al circuito, etc., todas cosas cuyos efectos se pueden ver con el tiempo, pero para el “mientras tanto” parece que únicamente se podría potenciar la obra pública, por el famoso efecto movilizador y dinamizador del sector.

Es esa ¿la decisión de las autoridades? ¿Se puede y debe re-direccionar el gasto y la inversión? ¿Es lógico en un sistema capitalista efectuar operativos de salvataje a empresas privadas?

Las definiciones del porque se llega a esta situación están suficientemente analizadas desde todos los rincones, las consecuencias también, la decisión del BCE de mantener el euribor alto parece más que obvia y extendida en el tiempo, ahora no estaría de más empezar a escuchar propuestas y proyectos realistas para afrontar la crisis, ya que la construcción casi indiscriminada de VPO quizás no sea suficiente, ya que alguien deberá poder comprarlas y los préstamos hipotecarios no están del todo a la orden del día.

Es preciso darse cuenta que esto no debe volver a repetirse, que es mejor diversificar y no potenciar el acceso al estado de bienestar por un solo camino o al menos por uno tan preponderante respecto del resto.


Es preciso darse cuenta que cada cosa tiene que estar en su lugar.


Es preciso darse cuenta que los problemas vienen envueltos en papel de regalo para hacerlos atractivos,


Es preciso darse cuenta que somos carne de cañón para experimentos de terceros que lucran con nuestros sueños y esto no es ser conservador o progresista, es tener o no tener, sentido común.

Así las cosas, esperemos recibir noticias tranquilizadoras en el futuro inmediato, ya que de no ser así, la mejor inversión será en neuropsiquiátricos privados, eso si, construidos con subsidios estatales en terrenos recalificados.

CRONICA DE UNA CRISIS ANUNCIADA

La presente reflexión está dedicada a quien compartiendo mi mesa en Febrero de 2007, me planteó su teoría del aterrizaje suave y de la invariablidad de los precios de los pisos y a Don Adams, quien supuso que la crisis de la construcción sólo afectaría a las constructoras.


Un día aumentó el petróleo y los resultados económicos de dicha subida en algún lado fueron depositados, luego fue necesario que esa inversión fructificara y así se potenció la deuda externa del tercer mundo, dando paso a un sinnúmero de cuestiones que aún persisten y que hasta en algún momento hicieron pensar que al disfrutar de esos préstamos, una parte volcados al estado de bienestar, convertiría a los proletarios en propietarios.
Pasaron algunos años, las crisis explotaron y los que creían haber alcanzado la panacea del primer mundo por tener una 4×4 o vivir en una casa que nunca habían soñado, un día descubrieron que más que un sueño era una pesadilla.

Sin más, parece que la historia vuelve a repetirse.

La saturación del mercado inmobiliario no es la causa de un problema, es la consecuencia, mientras se construyó como si fuera el ultimo día, se crearon puestos de trabajo, se instaló la ecuación que suelo heredado más conocido director de banco era igual a promotor y que albañil despierto más secretaria era igual a constructor y ya es tiempo que cada cosa vuelva a su lugar, lamentable pero inexorablemente sucederá.

En este sistema asimétrico de ecuaciones inverosímiles también se dio el caso que cualquiera era propietario y que la inversión en ladrillos con fines meramente especulativos tenía sello de eternidad, o sea se había descubierto la fuente sagrada de la eterna juventud, sin contar que algunas cosas no del todo legales han sucedido y que se han encontrado a quienes cedieron ante la tentación de permitir que menos en el agua, se construyera en cualquier parte.

Recordemos que las subas de los pisos guardó una relación exagerada y un poco escandalosa con el IPC, que se vienen estancando las ventas y salvo que las leyes de la naturaleza cambien, no sólo se estabilizarán los precios sino que bajarán, por más que los especialistas lo nieguen y los egresados de masters pretendan dar explicaciones que chocarán con las que den los más novatos empleados de inmobiliarias.

Así las cosas hasta que nuevamente todo vuelva a su curso, en el cual el acceso a la vivienda sea algo reservado a quienes realmente puedan o al menos que juventud y propiedad se vuelvan un tanto más incompatibles.

Dos coches, piso en urbanización, viajes, ropa de primera marca, etc. todo a base de endeudamiento es una receta peligrosa para cualquier familia, sin contar que para que todo eso se materialice no alcanza con un sueldo y se vuelve algo más que estadísticamente preocupante la bajísima tasa de natalidad, ya que eso producirá un efecto tipo boomerang que en poco tiempo se hará notar como un huracán.

Si es realmente cierto que por cada vivienda que no se construye se pierden alrededor de 3 puestos de trabajo, estamos en las puertas de tener un millón de sufrientes incorporados al paro y si están pagando la hipoteca quizás puedan tener necesidad de venderla para pasar a algo más humilde, con menos glamour y en ese momento tendremos un efecto a varias bandas, muchas viviendas volcadas al mercado, depresión de precios, dificultad de ventas, reconversión laboral y un espiral descendente que seguramente alguien detendrá.

Cuanto más se escucha que las inmobiliarias hablan de un proceso estacional, más creo en la estructuralidad, cuanto más se escucha hablar de la reabsorción más creo en el engrosamiento del paro, las obras continuarán pero a cualquier observador no demasiado percatado de la realidad no se le debería escapar el futuro en ciernes.

Quienes han entrado en esta vorágine apenas haya comenzado tienen una realidad ante sus ojos, a quienes les haya tocado el turno algún lustro después la situación será distinta y quienes hayan embelezado sus oídos con los cantos de sirena seguramente no les depare el mayor bienestar la situación que se avecina.

Los tiempos que se sucederán a los actuales, con el fuertísimo endeudamiento, el incremento hasta sólo Dios sabe cuando de los intereses y fundamentalmente con la cultura de consumo desenfrenado deberá en algún momento producir en crack que aunque parezca insólito, a alguno puede tomar desprevenido.

¿Se mantendrá la ralentización de la venta de segundas residencias y consecuentemente se disminuirá el ritmo emprendedor? La respuesta es obvia, y ¿con las primeras residencias? Algo menos pero también, y ¿con la construcción en su conjunto? Como no puede ser de otra manera seguramente le sucederá algo similar.

De todos modos no es necesario desesperar, nos encontraremos ante muchos que habrán hecho las cosas bien, que habrán diversificado, que se habrán expandido, que habrán purificado y emprolijado sus estructuras funcionales, que habrán quitado los gastos superfluos, etc. y esos podrán mantener las carteras de clientes, cumplirán con sus compromisos y responderán con tranquilidad ante las dudas y temores de sus plantillas, en síntesis sortearán el vendaval con algún herido en sus filas pero con pocas bajas, al resto quizás no le vaya tan bien.

Debo reconocer que una duda me embarga, como puede ser si toda esta situación se venía anunciando que aún hoy a algunos los tome por sorpresa, en el ambiente se comentaba hace algún tiempo, la prensa lo recogía y la percepción general marcaba rumbos inequívocos.

También llegará el día en que los profesionales del sector sean justamente eso, los profesionales del sector.

Quizás nada de esto pasé, quizás las tasas de interés desciendan, de todos modos la posibilidad que esto suceda, a juzgar por las informaciones que por todos lados aparecen, debería sorprender a varios, entre los que me incluyo.

Lo sucedido hace unos meses en un banco en un inglés, que terminó con la nacionalización (y quizás no sea el último) es un toque de atención, así empezó la historia en Argentina y luego vino el “corralito”, por lo que sería bueno no tropezar otra vez con la misma piedra y aunque las situaciones son bastante diferentes y el fenómeno es inexportable, no estaría de más tomar algún recaudo, porque las brujas no existen, pero que las hay, las hay.

Ya está bien de comprar solares en la Luna esperando que puedan ser recalificados, ya está bien de dar préstamos en forma poco responsable, ya está bien de suponer que la mano de obra poco cualificada es sólo la que trabaja a pie de obra, ya está bien de proyectos con todo a definir por la Dirección Facultativa, ya está bien de la dictadura de la falta de intelecto.

Hay que comenzar a prepararse para la cuando se dé vuelta la tortilla y a decir verdad, de un lado ya parece que está bastante cocinada.

La construcción es un motor de la economía del que no debe abusarse, ya que cuando se detiene puede generar efectos catastróficos.