
Este análisis está dedicado a los que infravaloran las opiniones ajenas, a partir de los comentarios aparacidos en algunos blogs económicOs sobre el tema del concurso personal del principal accionista de Martinsa Fadesa.
Según puede leerse, se dice que:
Tengo en muy alta estima este blog y a los gurús que lo dirigen, además también intervienen normalmente personas interesadas en asuntos económicos y empresariales que hacen comentarios realmente interesantes. pero por sorpresa encuentro que los comentarios que se están haciendo en esta noticia son mas parecidos al programa “el tomate”.
Como será de tu conocimiento los comentarios son el producto de la invitación que el blog mismo hace y también son sometidos a un proceso de moderación, mediante el cual se determina si lo enviado es insertable o no, con lo cual parecería que la estima a quienes lo dirigen nos es tan alta como parece, situación con que estoy en absoluto desacuerdo.
Jamás he leído un comentario fuera de lugar, independientemente que estuviera de acuerdo o no con su contenido.
También manifiestas tu sorpresa por determinados comentarios que se serían propios del extinto programa de televisión y debo reconocer que ese juicio peyorativo respecto a la opinión ajena, entraña peligros insondables.
Los blogs a los que habitualmente accedo, ya sea como relax, como elementos de información, de formación y para expresar libremente mis ideas, no son el Foro de Davos (Suiza) ni la Asamblea de las Naciones Unidas, por lo cual no encuentro motivos de ninguna índole para desprestigiar las opiniones ajenas, salvo que ahora el pensamiento único sea la forma que tengamos para comunicarnos y expresarnos.
También puede leerse.
Entiendo que cualquier persona mientras no falte al respeto puede intervenir aquí, pero por favor no entremos en adivinanzas de si el Sr Martin tiene o no tiene , o ha robado o apriado u ocultado bienes, por favor hablemos de Economía, no somos porteras.
Si fuera así, las cosas se resolverían más fácilmente, pero hay algo que se denomina “coste social” y que involucra a la vida misma de las personas, por lo cual si la gente se queja, si manifiesta sus enconos, si ve como las cosas se deterioran y la calidad de vida que nos debería ofrecer el estado de bienestar se encuentra en retroceso, esta muy bien que lo diga.
O acaso las penurias provocadas por la crisis económica y por la desconfianzas que generan ciertos actores, que luego de irles muy bien durante el boom hoy socializan sus perdidas ¿deben ser motivos de una entroscopía anal?
Con relación a la invitación a hablar de Economía ya que no somos porteras, con toda humildad y respeto diría que:
Esta parte del mensaje incluye una peligrosa triple discriminación.
En primer lugar de género, ya que parece que las mujeres que se desempeñan en tal noble función únicamente se dedican a manifestar comentarios absurdos o infamantes,
También de escasa consideración para los trabajadores, ya que por su condición de atender una portería, o ser conserjes no se sabe bien con que subvalor se los pretende asimilar y por último parece una convocatoria a los Chicagos Boys o a los egresados de Harvard, como si el resto no tuviera derecho a expresarse de lo que le venga en ganas, aún sin tantos conocimientos, pero seguro con gran sensibilidad, quizás mucho mayor que los entendidos economistas que titulizaron, empaquetaron, crearon estructurados de nombres inentendibles y embarcaron a la economía mundial en la mayor crisis de los últimos 80 años.
Desde mi posición neófita, me quedo con la opinión de la gente, hasta con la de alguno que se pase un poco con sus dichos, producto de la angustia y la desesperación.
Y volviendo a “el tomate” del principio, creo que realmente no está nada mal, aunque lamento que no se haga un programa parecido donde, se deberían poner rojos como un tomate muy maduro, pero de vergüenza, los que dieron préstamos hipotecarios a casi cualquier insolvente a corto plazo, los que irresponsablemente tomaron préstamos sin darse cuenta que el sueño americano era una utopía para muchos, los que llegando en coches de alta gama y siendo elementales especuladores usurparon títulos y honores convirtiéndose en promotores, los que apostaron a la recalificación de cuanto suelo rústico compraban, los que no se dieron cuenta que la vorágine de la construcción era pan de hoy y hambre de mañana y no reorientaron el crédito y la lista puede seguir, a esos habría que ponerles la cara colorada y repito, como a un tomate bien maduro.
Seguramente en esa lista no habrá porteras ni ninguno de los que opinan desde los sentimientos, aunque sus conceptos no sean de tesis en ninguna universidad de excelencia.
Por favor, respetemos las opiniones ajenas, sin menoscabo ni comentarios que las desacrediten, ya que nunca los fanatismos ni las prácticas excluyentes o expulsivas han sido buenas consejeras.
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