lunes, 18 de agosto de 2008

BAJAR LA CABEZA


Este análisis está dedicado a quienes aún no se han querido enterar, que hacer cualquier cosa para zafar, es una mala práctica.


A veces hay más paralelismo entre el deporte y las relaciones laborales de lo que pensamos, sólo hay que buscar y estar dispuestos a encontralas.

No por repetida hasta el hartazgo es poco emocionante la imagen del nadador norteamericano en el podio de los Juegos Olímpicos recibiendo la medalla de oro.

Habrán visto como, por efecto de su altura y del lugar en el que se sitúa, debe doblar el tronco y bajar la cabeza, para que le puedan colgar el premio.

Eso sí que es grandioso, honorifico, sublime, es el premio a tanto esfuerzo y tanta dedicación, a tanto renunciamiento personal en pos de un objetivo, es un espectáculo digno de verlo una y otra vez.

Pero no siempre es así, algunas veces hay que agachar la cabeza, pero de vergüenza cuando las cosas se han hecho mal, cuando en pos de un beneficio personal desmesurado se ha perjudicado a otros y alguien, por ejemplo un Juez, le pone blanco sobre negro.

Quizás así pase cuando desfilen por los Juzgados los atrevidos especuladores de poca monta que hayan pretendido pasar la ley por el costado y que en los años de gloria se hayan enriquecido y hasta hayan tenido personal con nulas funciones en sus plantillas, familiares obviamente, que sólo han aportado cada mes su recibo de la tarjeta dorada o platino.

En algunos casos también, que hayan pretendido despedir al personal aduciendo causas objetivas, cuando lo único objetivo haya sido el despilfarro y la temeridad en sus acciones.

El artículo 71 de la ley Concursal es buen freno y quizás por eso es que no hay tantos concursos voluntarios presentados, ya que no habría que extrañarse que ante el cierre tardío del grifo de los préstamos, alguno se haya vendido y comprado cosas, solares o alguna otra cosa de su propiedad, aprovechando alguna empresa limpia de su grupo.

Válgame Dios si debieran revisar algunas transacciones de los últimos dos años, vade retro, Satanás.

Dicen que hay, y porque dudarlo que así sea, algunos que invocando causas objetivas pretenden despedir a miembros de su plantilla, disfrazando “objetivamente” lo que serían despidos improcedentes y algunos otros que hasta lo hacen sin pagar siquiera los 20 días, subordinándolo a problemas de tesorería.

Afortunadamente se están concretando las devoluciones del IVA, con lo cual muchos ilíquidos de hoy serán alegres poseedores de algún mínimo capital para atender sus obligaciones y ahí aparece otra pregunta: ¿cuales son sus obligaciones y ante quien?

Si sus obligaciones son con sus empleados que no han cobrado, bien, si es con los acreedores, bien pero si el concepto de “las obligaciones” conlleva la inclusión de su propio beneficio o la atención de su propia problemática, entonces vamos mal.

Seguramente esto no pasará, y el tan merecido (?) cambio de coche de alta gama podrá esperar un año más, así como algunos otras obligaciones de carácter suntuario para el resto de los mortales podrán ser realizadas en el futuro, aún cuando dicho proceder traiga aparejado algún episodio de ansiedad de algún miembro de su círculo mas íntimo.

El Fondo de Garantía Salarial, debe reservarse para casos extremos y no para aquellos en los cuales el exceso de intrepidez haya provocado algunos de los desastres que en número creciente se verán en el futuro inmediato, ya que si no, será la misma sociedad el reaseguro de los especuladores y eso es bastante poco justo.

Ojalá que nada de todo esto suceda, ya que sería una verdadera lástima que algunos que han frecuentado playas de alto standing, nacionales o limítrofes y que invernen en sofisticados lugares aptos para el esquí y que se hayan deleitado en restaurantes de varios tenedores luciendo ropa de marca, deban agachar la cabeza y no estén en ningún podio y mucho menos le estén por colocar ninguna medalla.

Algunas veces aflora la conciencia y en otras, los Jueces ayudan a los más remisos, esas son las reglas del juego, eso es el estado de derecho.

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